ISSN 2709-9164
https://doi.org/10.53940/reys.v2i3.60 Vol. 2(3) 2021
El temperamento sí importa: Características
psicológicas necesarias para liderar escuelas
Temperament Matters:
Psychological characteristics needed to lead schools
Roberto Barrientos Mollo1
Citar
como: Barrientos, R. (2021). El
temperamento sí importa: Características psicológicas necesarias para liderar
escuelas. Revista Educación y Sociedad, 02(03), 48-57. doi:
10.53940/reys.v2i3.60
Artículo
recibido: 10-02-2021
Artículo
aprobado: 02-05-2021
Arbitrado por pares
El liderazgo educativo es un elemento clave para la
transformación y mejora de la educación. En este artículo se analizan las
características psicológicas necesarias que deben tener los líderes educativos
para realizar cambios en educación. Las características psicológicas que los
líderes deben desarrollar a un nivel más allá de lo común son la autoeficacia,
la resiliencia y el optimismo. Se
explica el significado de cada una y se ofrecen recomendaciones para su
desarrollo tomando como referencia la literatura y la experiencia de directores
de escuelas. Se recomienda a los reclutadores de directores tener en cuenta
estas características en el proceso de selección de los mismos.
Palabras clave: liderazgo educativo, mejora escolar, cambio educativo,
autoeficacia, resiliencia, optimismo
Educational
leadership is a key element for the transformation and improvement of
education. This article analyzes the necessary psychological characteristics
that educational leaders must have to make changes in education. The
psychological characteristics that leaders must develop beyond the ordinary are
self-efficacy, resilience, and optimism. The meaning of each one is explained
and recommendations for their development are offered, taking as a reference
the literature and the experience of principals. Principals recruiters are
encouraged to consider these characteristics in the director selection process.
Key
words: educational leadership, school
improvement, educational change, self-efficacy, resilience, optimism
1
Universidad Marcelino Champagnat (Perú). rbarrientosm@umch.edu.pe https://orcid.org/0000-0002-9650-307X
Introducción
Liderar una escuela o un sistema educativo en tiempos inciertos y
desafiantes no es fácil. Para ello se necesitan determinados conocimientos,
habilidades y características personales. En el Liderazgo sí importa: aportes
para una mejor comprensión de la dirección escolar (Barrientos, 2015) realicé
una síntesis de las competencias, recursos sociales y psicológicos que debe
tener un director o directivo de escuela basado en la evidencia existente en
ese momento. En el presente documento desarrollo las características
psicológicas mencionadas en ese artículo, que son la autoeficacia, resiliencia
y optimismo. En cada característica se ofrece una explicación sobre su
naturaleza y recomendaciones para su desarrollo recogiendo aportes de la
investigación y experiencia de líderes educativos.
Los líderes educativos deben de poseer estos recursos psicológicos a un
nivel más allá de lo común (Fullan, 2013). Por ello es importante realizar este
análisis puesto que, en gran parte de los procesos de selección, desarrollo y
evaluación de desempeño de líderes educativos no se los toma en cuenta. De esta manera se comete un error con
consecuencias graves para la vida de miles de instituciones educativas y
millones de estudiantes, puesto que se tiene menores posibilidades de tener
resultados de aprendizaje. De allí que los procesos de reclutamiento de
directivos deben de dar un lugar especial a la evaluación de estas
características. En segundo lugar, si ya se tiene directivos contratados que no
la tienen a un alto nivel, lo que queda es aprenderlas, dado que “estas
habilidades [resiliencia, optimismo y eficacia] se pueden aprender, pero no tan
rápidamente y no es tan fácil como otras habilidades” (Leithwood, 2012). Por lo
que deben de ser parte de las temáticas a trabajar en los espacios de
entrenamiento y desarrollo profesional de directivos.
La
autoeficacia, resiliencia y optimismo están conectadas entre sí de tal manera
que se puede decir que son caras de una misma moneda, de esta manera el
desarrollo de una característica retroalimenta a la otra. La característica psicológica que tiene más
literatura desarrollada es la autoeficacia. Al respecto son icónicos los
estudios de Bandura (1977, 1995; 1993). Según Leithwood (2012), un indicador
para corroborar si una persona tiene desarrollada una o las tres es la actitud
de tomar iniciativas. Por lo que se
puede afirmar que la persona que sale al encuentro de las necesidades
institucionales, aunque no esté escrito en su función, probablemente, tiene
desarrollada alguna de ellas.
La
autoeficacia
La autoeficacia es la creencia de una persona en su capacidad de tener
éxito en una situación o tarea particular ( Leithwood, Louis, Anderson y Wahlstrom, 2004). Es una creencia sobre la propia
capacidad, no la capacidad real. Sin
embargo, como las creencias tienen un poder en nuestras acciones, ocurre como
la profecía autocumplida, si se cree firmemente que se puede hacer algo, hay
muchas probabilidades de que lo haga realmente.
Por eso es una habilidad importante en los líderes educativos que tienen
que enfrentar en el día a día muchos imprevistos y desafíos.
Para Bandura (1977) es la creencia de un individuo en su capacidad para
ejecutar comportamientos necesarios para producir logros de desempeño
específicos. De esta manera, las personas estarán más motivadas si perciben que
sus acciones pueden ser eficaces. “Las
expectativas de eficacia determinan cuánto esfuerzo dedicarán las personas y
cuánto tiempo persistirán frente a los obstáculos y las experiencias adversas.
Cuanto más fuerte sea la autoeficacia percibida, más activos serán los
esfuerzos" (p.193). De esta manera se genera una suerte de círculo
virtuoso, si creo que soy bueno en algo, entonces lo haré con más confianza,
esta confianza me motivará a seguir haciéndolo y me dará las fuerzas para
perseverar ante las dificultades. Es por ello que la autoeficacia influye a
nivel cognitivo, afectivo y volitivo. Es muy probable que una persona con un
alto nivel de autoeficacia para una determinada tarea sea también optimista y
resiliente en ese ámbito.
La eficacia es más que sólo ser positivo u optimista frente a un
desafío, se trata de ser consciente de que se tiene control de esa tarea o
encargo. Es pensar “Tengo control y, por eso, lo puedo hacer bien”.
Esa creencia sobre sí mismo otorga a la persona seguridad. La seguridad
es una cualidad clave en los líderes. Los equipos necesitan seguridad y
claridad de parte de sus encargados, a pesar de que éstos últimos no lo tengan
claro en un momento dado. Si no se ofrece seguridad a los equipos se generará
incertidumbre en los mismos y la incertidumbre genera parálisis. Y lo que menos
se necesita en ambientes dinámicos y cambiantes como son las escuelas y
sistemas educativos es paralizarse.
Recomendaciones para su desarrollo
La práctica abundante
Como dice Leithwood y McCullough “Las experiencias de
dominio, o los éxitos y fracasos pasados individuales con una tarea, tendrán fuertes efectos en los sentimientos
sobre el logro de tareas futuras similares” (2020, p. 67). Por lo que se
desarrolla con mucha práctica como toda habilidad y observando los efectos de
las propias acciones. Existen muchas dimensiones de la gestión de un líder
educativo: la gestión de los equipos docentes, el clima de escuela, la gestión
y trato con padres de familia, la gestión de los conflictos en la escuela o
UGEL, la administración escolar, etc. Nadie que asume una escuela es bueno en
todas esas dimensiones. Se sugiere identificar aquella en la que se es bueno y
enfocarse para desarrollar esa confianza. Luego elegir una habilidad en la que
no se es tan bueno y proponerse metas cortas y pequeñas. De esta manera
ocurrirá un dominio progresivo y se irá
fortaleciendo la autoeficacia. Repetir el éxito en determinadas tareas aumenta
los niveles de autoeficacia mientras que los fracasos repetidos la
disminuyen.
La directora del colegio San Marcos, Nancy Rivera, comparte su
experiencia en la implementación de un nuevo proyecto de aprendizaje:
Este año me propuse implementar un proyecto de aprendizaje a nivel
institucional. En la primera reunión cuando lo compartí tratando de contagiar
las ventajas para nuestros estudiantes que tendrían la oportunidad de vivenciar
un aprendizaje profundo. No tuve mucho eco. Hubo mucha resistencia de
implementar algo que no se había hecho antes desde la planificación curricular.
Esto no me desanimó, al contrario, empecé a preparar materiales, talleres
internos y participación externa en talleres para que los docentes conozcan más
al respecto. Se hizo toda una campaña para empoderarlos respecto a ese proyecto
de aprendizaje. Para ello en cada encuentro que tenía con mis docentes daba
algo que había preparado con mucho esfuerzo (taller, materiales y lecturas). A
cambio, iba logrando compromisos a partir de lo dialogado o trabajado. Así que
después de casi cuatro meses se logró implementar el proyecto.
Muchos docentes sobre todo los que no estaban convencidos de
implementarlo se mostraron satisfechos con el logro alcanzado. Han pasado ya cinco meses de ello y todavía
siguen citando la experiencia. Lo que para mí es una evidencia de un
aprendizaje profundo que han vivenciado los docentes. Y de que un directivo
debe de saber perseverar cuando algo vale la pena (Comunicación personal, 20 de
noviembre de 2020).
Nancy perseveró porque sabía que era algo bueno y porque tenía confianza
en sí, sabía que en otras oportunidades había logrado movilizar al equipo
docente. Esa frase interna de “Ya lo hice antes, creo que puedo hacerlo bien
ahora” es la autoeficacia. Y eso se
logra con mucha práctica. En este
ejemplo se pueden ver las tres características en acción: la confianza o
eficacia de Nancy, su optimismo, saber que al final las cosas saldrían bien y
resiliencia, cuando dice “pero eso no me desanimó”.
Actuar con seguridad
El líder debe transmitir seguridad. Se recomienda transmitir esta
seguridad, a pesar que no la sienta en un primer momento (Sutton, 2011). Andy
Grove logró hacer el salto para que
Intel pase de producir memorias a microprocesadores de computadoras,
posicionándolo en este rubro como el mejor del mundo. Afirma que el gestor debe siempre de mostrar
seguridad frente a las mil y un demandas y decisiones que tiene que tomar. Para
explicar la situación del mismo usa como imagen al protagonista de la serie Los
Soprano, Tony Soprano, quien a pesar de todas las tensiones e inseguridades
internas supo mantener el rumbo de su organización y de su propio hogar.
Es por ello que al inicio el líder quizá deba actuar esa seguridad hasta
que ésta se convierta en real. Para
ello es necesario que frente a las consultas en las que hay que tomar
decisiones día a día decir con claridad “sí,sí; no, no o no lo sé”. Lo que menos
necesitan los equipos es titubeo. Los
equipos necesitan que sus responsables sean seguros, como un capitán que guía
un barco. Su objetivo es que el barco llegue al puerto, para ello tiene que
tener claro, que la gente está en su sitio y me mire como aquél como el que lo
impulsó y lo animó.
La modelización
Otra manera de desarrollar autoeficacia es por modelización. Es decir,
se debe tener referentes de los cuales aprender. La recomendación de juntarse
con los mejores se aplica para esta situación. Debe juntarse con los mejores en
la habilidad que se desea aprender, tomar lo mejor y ponerlo en práctica. Para ello la estrategia de la mentoría es de
gran ayuda. La clave de una buena mentoría está en elevar la vara y ofrecer
apoyo. El mentor debe tener altas
expectativas y exigir:
El empujoncito de un mentor lleva a tirar la cuerda, lo cual crea un
momento de autoconocimiento. Lo que puede resultar ilógico de esta visión de la
mentoría es la parte sobre el empujoncito. Requiere que el mentor exponga a su
protegido al riesgo. Y esto puede ser antinatural; nuestro instinto con la
gente que nos importa es protegerlos de cualquier riesgo. (...) La promesa de ir más allá no es el
éxito, sino aprender. Es el autoconocimiento. Es la promesa de obtener las respuestas
a algunas de las preguntas más importantes y desconcertantes de nuestras vidas:
¿Qué queremos? ¿Qué podemos hacer? ¿Quién podemos ser? ¿Qué podemos soportar?
(Heath & Heath, 2018, p.78).
Entonces, como líder del cambio se debe pedir y ofrecer mentoría. Esa persuación verbal que recibe la persona implica recibir aliento,
exhortación, así como una retroalimentación
continua de un colega creíble, de confianza y respetado de su
jurisdicción.
Otro tipo de modelización es lo que
Leithwood y McCullough (2020)
llaman “experiencias vicarias”. Las experiencias vicarias son aquellos
aprendizajes que surgen de la visualización continua de un desempeño exitoso de
otras personas. Uno aprende de los errores y éxitos de otros, como si fueran
suyos.
La movilización emocional es
otra estrategia para desarrollar la autoeficacia. Ésta puede ocurrir como “respuesta
a un otro inspirador que ayuda a elevar los estándares y aspiraciones de los líderes
y les ayuda a ver la relación entre las metas de su organización y propósitos
sociales y morales más amplios” (Leithwood y McCullough, p. 67, 2020) .
En síntesis, la creencia positiva sobre el propio desempeño en una
situación dada se puede aprender y desarrollar.
Para ello se debe: 1) Realizar mucha práctica deliberada enfocada en lo
que se sabe hacer y en lo que no se sabe hace aún, 2) Si al inicio no se tiene
esa seguridad, actuar y transmitir la seguridad y confianza que los equipos
necesitan y 3) Juntarse con los mejores para ser mentoriado y ofrecer mentoría
a otros.
La
resiliencia
La resiliencia es la conciencia de que las cosas no siempre saldrán como
queremos, pero que podremos solucionarlas (Leithwood, 2012). Esta capacidad está muy relacionada con la
persistencia, la misma que permite perseverar y mantenerse firme a pesar de que
las cosas no vayan bien. El núcleo de la
resiliencia consiste en saber recuperarse del fracaso y no sólo eso, y , mientras se recupera, ser capaz de
superar las metas iniciales.
El trabajo del líder educativo es mover a la organización un paso más
allá. Dicho movimiento es cambio y a nadie le gusta moverse de su zona de
confort, siempre generará un tipo de dolor e incomodidad. Es por ello que los líderes deben estar listos para que no
los miren con buena cara en las primeras semanas o meses de implementación
(Fullan, 2013). Para ello es necesario un tipo de temperamento dispuesto a
recibir miradas incómodas al inicio de los cambios. Dicho temperamento le
permite mantenerse firmes hasta que las personas empiecen a ver los frutos de
los nuevos hábitos o prácticas organizacionales para bien de los estudiantes.
En el caso presentado de la directora Nancy su resiliencia le permitió
perseverar en la implementación del proyecto de innovación a pesar de la
resistencia inicial, con resultados positivos al final.
La resiliencia y la terquedad no son sinónimos. Por ello el líder
educativo que inició un cambio de prácticas en el aula, escuela o gobierno
local educativo necesita estar muy atento a la información que le brinda la
realidad. Esta escucha atenta a la
realidad le permite darse cuenta si es que no está funcionando la estrategia y
es necesario detenerla o cambiar de rumbo (pivotar) o, tomar conciencia de que
es solo una incomodidad inicial, por lo que es necesario perseverar. De allí la
importancia de que la resiliencia vaya de la mano con altas capacidades y
mecanismos de escucha a los usuarios.
Un ejemplo de firmeza y empatía profunda de los directores lo muestra
César Reina, director del colegio María Parado de Bellido del Centro de Lima. La experiencia que a continuación comparte es
sobre el nuevo hábito de usar las herramientas de la plataforma virtual de la
Estrategia Aprendo en Casa (AeC). Los docentes preferían la versión de AeC que
se presentaba en televisión y pocos usaban la plataforma web de la estrategia
por ser más complicada. Al final fruto de la persistencia de los directivos se
logró pasar al uso de los materiales de la plataforma web. A continuación el comentario del director
César:
Cuando los docentes tenían que ingresar a la plataforma web de aprendo
en casa, muy pocos lo hacían porque contenía mucho texto. Todos o casi todos
iban por la versión de televisión, porque supuestamente era más fácil que los
niños vean el programa. Luego el profesor se reunía con ellos y hablaba de lo
que observaron. Esta estrategia aparentemente fácil, podía ser para uno o dos
días, pero no para realizarlo de lunes a viernes y durante todos los meses. Es
más complejo porque requiere mucha creatividad del docente, tener una amplia
cultura y la versatilidad para planificar en el mismo momento una ficha de
trabajo. Entonces, aquello que les costaba mucho en la manera presencial se
convirtió de a pocos en la principal herramienta y estrategia […] El docente
miró las estrellas, se enfocó en aquello que les daría mejores resultados y
fortalecería los espacios de interacción con sus pares. Así mismo, podrían entender
el lenguaje de las normas (Comunicación personal, 10 de noviembre de 2020).
Recomendaciones para su desarrollo
Además de las recomendaciones sugeridas para el desarrollo de la
autoeficacia, se sugiere, en primer lugar, enfocarse en lo que depende de uno y
no de factores ajenos. En segundo lugar,
tener pocos objetivos y enfocar la voluntad en ellos para que los resultados
vayan apareciendo. Estos pocos objetivos
tienen que estar enfocados en la buena pedagogía.
Nancy Rivera, directora del colegio San Marcos, comparte sus estrategias
para desarrollar esa persistencia:
Cuando inicia una semana tengo claro lo que voy a realizar y lograr en
ese tiempo. Lo tengo en el planificador que se revisa diariamente, poniendo
check de logrado. Esto me motiva de tal manera que, por muy abrumador que
parezca lo que se viene en la semana, sí es posible lograrlo; y me acuesto con
esa satisfacción de que lo pude hacer. Cuando algo sale mal lo comparto con
alguien en quien confío. Es en ese diálogo o escucha de mí misma cuando recreo
lo sucedido. De esta manera voy viendo algunas posibilidades para replantear lo
que salió mal y mejorarlo o volver con fuerza si es que es necesario insistir
en ello (Comunicación personal, 10 de noviembre de 2020).
Esta directora toma energía de los pequeños logros realizados durante el
día. Además, el tener espacios de diálogo con otra persona de confianza le
ayuda tener una nueva mirada de lo sucedido, para poder seguir intentándolo, a
pesar de los fracasos iniciales. Entonces, una recomendación para fortalecer la
resiliencia es apoyarse en otros para contarle el fracaso o dificultad que se
tuvo en el día. De esta manera se empieza con fuerza el siguiente día, hasta
que se visibilicen resultados.
El
optimismo
El 12 de julio de 1988 Francia superó a Brasil en Copa del Mundo de
fútbol. Ese día los hombres franceses disfrutaron de una tasa de mortalidad
cardiovascular más baja que la media de los otros días entre el 7 y el 17 de
julio, pero las mujeres francesas no. Los médicos no saben por qué disminuyeron
los ataques cardíacos fatales; los investigadores opinan que el responsable
podría ser un estallido de optimismo (Harvard Health Publishing, 2008).
El optimismo es aquella “disposición de que buenas cosas sucederán”,
generalmente, cuando se piensa así, esas cosas buenas suceden (Scheier et al.,
1999). Para Leithwood y McCullough sería “la expectativa habitual de éxito en
los esfuerzos de uno por abordar los desafíos y enfrentar el cambio ahora y en
el futuro” (p. 56, 2020). Lo que se puede sintetizar en una expectativa
habitual de éxito.
Esta disposición positiva ante los acontecimientos ha demostrado tener
una relación con mayores logros en el mundo de la salud y en el mundo de la
gestión.
El optimismo en la salud
Los estudios muestran que el optimismo es un factor protector y un
factor preventivo. Con respecto al optimismo
como factor protector ayuda a recuperarse de cirugías, así mismo tener los
menores síntomas en el caso de
infecciones virales. Respecto al optimismo como factor preventivo, ayuda a
prevenir enfermedades como la presión arterial.
Un ejemplo del optimismo como factor protector es un estudio con 309
pacientes que serían sometidos a una operación de bypass de arteria coronaria.
Estos pacientes fueron sometidos a un seguimiento de seis meses. Se descubrió
que los pacientes optimistas tenían la
mitad de probabilidades de requerir una nueva hospitalización respecto a los
pesimistas (Scheier et al., 1999).
Otro ejemplo del optimismo como factor preventivo se puede ver en un
estudio finlandés realizado en 616 hombres a los que se hizo seguimiento por 4
años. El estudio mostró que los pesimistas tenían el triple de posibilidades de
desarrollar hipertensión arterial. Se
controló otras variables como actividad física, consumo de cigarro, abuso de
alcohol y obesidad. Es decir, el optimismo resultó un factor relevante para la
salud de estas personas ( Everson, Kaplan, G, Goldberg y Salonen, 2000).
En otro estudio se introdujo un
virus de la gripe a 196 jóvenes saludables
y descubrieron que los jóvenes con visión optimista tenían menos
probabilidades de desarrollar síntomas virales respecto de sus pares con visión
pesimista ( Cohen, Doyle, Turner, Alper y Skoner, 2003). Las investigaciones muestran que una perspectiva optimista en una
etapa temprana de la vida puede predecir una mejor salud y una menor tasa de
muerte durante los períodos de seguimiento de 15 a 40 años.
Por lo tanto, el optimismo es un factor protector y preventivo para una
buena salud.
El optimismo y la gestión
El optimismo es una disposición clave para el desarrollo de una buena
gestión (Davis-Blake y Pfeffer, 1989). Solo con una visión o
disposición positiva sobre lo que puede ocurrir es que se puede gestionar
entidades con estatus quo bastante enraizados, como son las escuelas y sistemas
educativos. Es por ello que la actitud
del líder es clave, porque tiene mayor posibilidad de contagiar hacia abajo su
visión de las cosas ( Chemers, Watson, y May, 2000). Pero cuál visión es correcta,
¿un optimismo ingenuo o un optimismo realista?
La primera generará un peor clima en la institución. La segunda es la
correcta. El optimista ve la realidad con claridad, con todos los desafíos y
dificultades que tiene, pero tiene la confianza de que algo bueno saldrá
(resiliencia), aunque se fracase, se aprenderá para la próxima vez hacerlo
mejor (autoeficacia). Es decir, tiene
las tres cualidades: es optimista, autoeficaz y resiliente, al mismo tiempo.
Dicho de otra manera:
Los líderes optimistas y resilientes esperan que sus esfuerzos tengan
éxito en relación con aquellas cosas sobre las que tienen influencia o control
directo, pero no necesariamente que sean lo suficientemente fuertes para
superar las fuerzas negativas en sus organizaciones sobre las que tienen poca o
ninguna influencia o control; son realistas y optimistas (Leithwood y McCullough,
2020, p.101).
Los optimistas y los “chupaenergías”
En el estudio de Cross y su equipo
(2004) sobre las conexiones entre los empleados, tuvieron la hipótesis de que
los empleados con más experiencia y que difundían sus conocimientos serían los
considerados como los de máximo rendimiento.
No fue así. Descubrieron otro tipo de personas que eran valoradas mucho más
para la productividad y eran los energéticos.
Descubrieron que los equipos y organizaciones más prósperos tenían redes
plagadas de personas que infundían energía y se relacionaban entre ellas. Desde
entonces, Cross y sus colegas han estudiado qué clase de personas transmite
energía y por qué triunfan. Los «empleados que infunden energía» no son
necesariamente carismáticos o vitales; en apariencia, muchos son sutiles y
bastante tímidos. Pero todos generan energía gracias a su optimismo acerca de
las posibilidades que se les presentan, involucrando totalmente a la persona
que tienen delante en ese momento, valorando las ideas de los demás y ayudando
a que la gente sienta que está haciendo progresos (Sutton, 2011, p.74).
Entonces, la visión positiva de las cosas también tiene una relación con
la productividad en la gestión de organizaciones. Se sugiere ser líderes que contagian energías
antes que chupaenergías o negativos (Sutton, 2007). Entonces es labor del líder convertirse así mismo en alguien que
contagia energía positiva y al mismo tiempo, genera estructuras y prácticas
escolares en las que se renueve y desarrolle ese optimismo.
Recomendaciones para su desarrollo
A nivel personal
Para desarrollar su optimismo a niveles más elevados:
El agradecimiento. Al
despertarse cada mañana, piense en tres cosas por las que está agradecido. Solo
toma un minuto y le da un giro positivo al día.
Metas claras. Ya sea que desee un nuevo trabajo o esté
lanzando un nuevo proyecto, dar incluso pequeños pasos hacia adelante puede
darle una mayor sensación de impulso.
El director César Reina nos recomienda: “Haz volar tus sueños, piensa en
aquello que quieras realizar. Separa un pequeño tiempo para hacer un boceto de
tus proyectos y cómo llenar de alegría a tus estudiantes, docentes y padres de
familia” (Comunicación personal, 16 de noviembre de 2020).
Conéctate con el otro. Siempre busca conectarte con el otro desde el
aprecio. Almuerce con amigos que no ha visto últimamente o envíe una nota a un
compañero de trabajo con el que está agradecido por algo.
A nivel de equipos
Se puede desarrollar una cultura del optimismo en la escuela. Algunas
recomendaciones de Gielan y Achor (2020):
Modelización. Este es el primer paso para los líderes que
quieren crear una mentalidad positiva en medio de las dificultades: modelar
esta mentalidad en uno mismo.
Desarrolla un propósito compartido. Una
mentalidad positiva en el trabajo es a menudo un ejercicio colectivo porque los
comportamientos y actitudes se refuerzan cuando un grupo lo hace en conjunto.
Es clave que los líderes ayuden a las personas a sentirse conectadas primero y
para lograr luego asumir ser parte de un cambio positivo. Al respecto Nancy
Rivera comenta:
Cuando implementamos una estrategia o proyecto o actividad trato en lo
posible que surja a partir de las propuestas de todos al menos de un equipo
como comisión. Luego se les presenta a todos y se escucha sus sugerencias para
reajustarlas. Y si no se modifica algunos aspectos se explica o se dan las
razones porque no es posible (Comunicación personal, 3 de diciembre de 2020).
Irma Agurto es directora desde hace siete años del colegio Francisco
Izquierdo Ríos en el Callao. Ha sido además especialista de UGEL y formadora de
docentes. Sus recomendaciones para desarrollar el optimismo compartido son:
Una de ellas puede ser el tener metas que hayan sido consensuadas y
compartidas con todos: Docentes, padre de familia, personal administrativo, de
servicio, los exalumnos. De tal manera que, si todos comparten esas metas, nos
obliga. Nos obligamos a seguir siendo optimistas. A mantener ese sueño. Y
también nos permite animarnos mutuamente, alentarnos. Otra forma es buscar esa
gente optimista, identificar a la gente que con una sonrisa te cambia la vida.
Juntarte con estas personas, hablar de transformación y recordar siempre y
fijar los avances que va teniendo el colegio. De repente en las redes en los
grupos de WhatsApp. Ponerlos en grande y compartirlos. Por más pequeño que sea
el logro hay que comentarlo (Comunicación personal, 7 de diciembre de 2020).
Ysaac Abarca tiene más de 30 años en el mundo de la gestión educativa.
Es docente de educación física y ha sido director de escuelas, especialista
pedagógico y director de gestión pedagógica en la Dirección Regional de
Educación del Callao. Al respecto comparte su concepción del optimismo en la
gestión:
Si parto de que estoy allí para solucionar los problemas y no para
generar más problemas, entonces la vida en gestión se hace mucho más digerible
[…]En principio yo me basaba en que todos los problemas tienen solución. Les decía lo siguiente. Yo ya no me apellido
Abarca, me apellido solución (Comunicación personal, 16 de diciembre de 2020).
A continuación, directores de escuelas públicas comparten sus
estrategias para desarrollar una cultura del optimismo.
César Reina, director de un colegio del nivel primario aconseja lo
siguiente:
Reúnete con frecuencia con tu equipo directivo, docentes y
administrativos y comparte una idea, una conversación amena, una lectura, una
historia, etc. Alíviales la carga del trabajo cotidiano. Ilumina los espacios
de la IE y sorpréndelos con un bonito mensaje, una obra de arte hecho por los
estudiantes o una fotografía, que los acompañe por un corto tiempo para que no
se deteriore y pierda encanto, luego cámbialo por otro (Comunicación personal,
10 de diciembre de 2020).
Todas las veces que he visitado el colegio de César he comprobado lo que
afirma. Aprovecha los espacios al máximo. Al ingreso, cuando se termina de
pasar el zaguán en un pequeño espacio
del patio se realiza siempre una muestra artística de los niños que va rotando
periódicamente.
La directora Nancy Riveros realiza lo siguiente:
En San Marcos se envía todos los lunes al grupo de WhatsApp un saludo
positivo agradeciendo a Dios por la oportunidad de iniciar una semana más y los
viernes un mensaje deseando a toda la familia sanmarquina un lindo fin de
semana. Algo que realizábamos siempre al inicio de las jornadas presenciales
era una oración por todo lo que teníamos y habíamos logrado. En la modalidad a
distancia también lo estamos haciendo, aunque es un poco impersonal puesto que
las no se les ve por las cámaras apagadas (Comunicación personal, 11 de
diciembre de 2020).
Como se puede ver estos directores optimistas tratan de insertar esa
característica de su personalidad en la institución educativa mediante diversas
estrategias según el contexto y características de su grupo humano. De igual
manera cada líder debe descubrir e ir probando aquellos rituales o hábitos
institucionales que funcionan en su contexto escolar.
Conclusión
El temperamento o personalidad de los líderes educativos es un factor
importante mejorar y realizar cambios en las instituciones educativas y
sistemas. De manera específica estas tres características psicológicas deben
estar presentes en todo líder educativo a un nivel fuera de lo común: La
autoeficacia, la resiliencia y el optimismo. Las tres características se
retroalimentan de tal manera que el crecimiento de una ayuda a la otra.
Estas características son difíciles de desarrollar a un nivel elevado es
por ello que los reclutadores de directores deben de tomarlas en cuenta para la
selección de los mismos. Sin embargo, es posible desarrollarlas si se realiza
un esfuerzo consciente y constante. Por
lo que las políticas de desarrollo profesional de directivos y líderes
educativos deben de incluirlas en sus propuestas de formación. Para identificar
el nivel de autoeficacia, resilicencia y optimismo de un postulante se cuentan con pruebas psicológicas validadas
así como entrevistas y revisión del portafolio.
Además, se ha podido evidenciar que los directores eficaces tienen
estrategias concretas para su desarrollo a nivel personal e institucional.
Asimismo, se mostró que cada líder educativo ha encontrado maneras y
estrategias diversas para cultivarlas en sí mismos y en la cultura de su
institución educativa.
Referencias
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