https://doi.org/10.53940/reys.v1i2.55 Vol. 1(2) 2020
Actitudes hacia la Violencia Contra la
Mujer en estudiantes de cuarto año de secundaria de Lima Metropolitana
Attitudes towards Violence Against Women in fourth grade
students of Lima Metropolitana
Daniel Efraín Olarte Calvera1
Citar
como: Olarte, D. (2020). Actitudes hacia la Violencia Contra la Mujer
en estudiantes de cuarto año de secundaria de Lima Metropolitana. Revista Educación y Sociedad, 01(02),
2-18. doi: 10.53940/reys.v1i2.55
Artículo recibido: 10-06-2020
Artículo aprobado: 19-09-2020
Arbitrado por pares
La presente investigación plantea el estudio de las
actitudes hacia la violencia contra la mujer en estudiantes de cuarto año de
secundaria de instituciones educativas estatales y no estatales. Se compara las
actitudes hacia la violencia contra la mujer según el factor género y
considerando el tipo de gestión educativa. En la investigación participaron 196
alumnos del cuarto año de secundaria provenientes de colegios estatales y no
estatales de colegios de las UGEL 2 y 3 de Lima Metropolitana. El diseño que se
empleó en esta investigación fue de tipo descriptivo – comparativo. Los
resultados muestran que los estudiantes hombres de cuarto año de secundaria
presentan, en su mayoría, actitudes favorables hacia la violencia contra la
mujer, a diferencia de las mujeres que presentan, en su mayoría, una actitud de
indiferencia hacia la violencia contra la mujer. Asimismo, se muestra que los
estudiantes de cuarto año de secundaria pertenecientes a una institución
educativa estatal presentan, en su mayoría, actitudes favorables hacia la
violencia contra la mujer, a diferencia de los estudiantes pertenecientes a una
institución educativa no estatal.
Palabras
clave: violencia contra la mujer, estudiantes de cuarto año de secundaria,
instituciones educativas estatales y no estatales
This
research proposes the study of attitudes towards violence against women on
fourth grade secondary students from public and private educational
institutions of Metropolitan Lima. It compares attitudes towards violence
against women according to the gender factor and considering the school type of
management. The research involved 196 fourth grade secondary students from
state and non-state schools from UGEL 02 and 03 schools in Metropolitan Lima.
The design used in this research was descriptive-comparative. The results show
that the male fourth grade secondary students present, in their majority, favorable
attitudes towards violence against women, unlike the women who present, in
their majority, an attitude of indifference towards violence against women.
Also, the fourth grade secondary students belonging to a public institution
present, in their majority, favorable attitudes towards violence against women,
unlike the fourth grade secondary students belonging to a private institution.
Key words: violence
against women, fourth grade secondary students, public institution, private
institution
1 Universidad Nacional Mayor de San
Marcos. daniel.olarte.c@gmail.com https://orcid.org/0000-0002-8505-3421
Introducción
Desde los inicios de la formación de la sociedad la violencia ha sido un
medio primitivo de persuasión que utilizaban algunos individuos o grupos de
personas para someter a los demás, con la finalidad de ubicarse en un nivel
jerárquico superior, lo cual implicaba múltiples beneficios para quienes
dominaban, principalmente el de supervivencia y prevalencia. Esta violencia se
mantiene en nuestra contemporaneidad como uno de los síntomas más relevantes,
acrecentándose con el pasar del tiempo (Ons, 2009).
Esta violencia se ha manifestado y dirigido con mayor fuerza hacia los
grupos sociales que no se les ha permitido empoderarse totalmente, debido a un
sistema social rígido y discriminatorio. Entre estos grupos, se encuentra el
caso particular de las mujeres, maltratadas por el sistema político de su país,
por sus superiores en sus trabajos y por la sociedad en general.
Actualmente la violencia contra la mujer, o violencia de género, es
considerada como las acciones o comportamientos basados en su género que causen
muerte, daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico a la mujer, tanto en el
ámbito público como en el privado (OEA, como se cita en Velázquez, 2003).
Según la Organización Panamericana de la Salud (Solano y Velzeboer,
2003), los tipos de violencia son: a) violencia física: causa daño no
accidental a otra persona mediante el uso de la fuerza física o algún tipo de
arma, b) violencia psicológica: toda conducta que ocasiona daño emocional,
disminuye la autoestima, perjudica o perturba el sano desarrollo de la mujer u
otro integrante de la familia, c) violencia sexual: la Organización Mundial de
la Salud (2002) lo define como todo acto sexual o la tentativa de consumar un
acto sexual no deseado, las insinuaciones sexuales no deseadas, las acciones
para comercializar o utilizar de cualquier otro modo la sexualidad de una
persona mediante la coacción por otra persona independientemente de la relación
de ésta con la víctima y, en todo ámbito, incluyendo el hogar y el lugar de
trabajo, d) violencia patrimonial o económica: Se produce cuando las acciones u
omisiones del agresor afectan la vida y/o la supervivencia económica de
miembros de la familia.
Según Ortega (2011), cuando se hace referencia a la violencia contra la
mujer se distinguen tres niveles: a) violencia conyugal, hace referencia a la
violencia que un cónyuge o ex-cónyuge, novio o ex-novio, pareja o ex-pareja,
ejerce sobre su mujer, b) violencia contra la mujer (o de género), se refiere a
la violencia que una mujer sufre en la sociedad por su condición de mujer y es
ejercida por instituciones, c) violencia doméstica, hace referencia a todo
sistema de valores complementarios negativos, dentro del que lo femenino
siempre es interpretado como sumisión y subordinación frente a lo masculino,
que es interpretado como dominio.
La OMS, en su “Informe Mundial de Violencia y Salud” (2002), señala las
siguientes consecuencias psicológicas como los más frecuentes: Abuso de tabaco,
alcohol y otras drogas, depresión, ansiedad, trastornos alimentarios,
trastornos del sueño, sentimientos de vergüenza y culpa, fobias y trastorno de
pánico, inactividad física, baja autoestima, trastorno de estrés postraumático,
trastornos psicosomáticos, problemas en la conducta sexual y disfunciones
sexuales.
En respuesta a esta realidad, las instituciones internacionales, los
estados y la sociedad en general han tratado de regular el ejercicio arbitrario
de la violencia, con el objetivo de proteger a los más vulnerables, en principio
con la Declaración Universal de los Derechos Humanos en 1948, afirmando la
igualdad entre hombres y mujeres. Posteriormente, con la Convención para la
Eliminación de todas las formas de Discriminación contra la Mujer en 1974, la
Declaración sobre la Erradicación de la Violencia contra las Mujeres en 1993 y,
por parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la declaración a la
violencia, incluyendo la violencia contra la mujer y los niños, como una
prioridad de salud pública que requería acción urgente (Güezmes, Palomino y
Ramos, 2002).
A pesar de todo el esfuerzo, en el mundo aún se evidencian estadísticas
preocupantes, como las cifras del “Informe sobre Población Mundial 2000” de
Naciones Unidas y el “Informe Mundial sobre Violencia y Salud” de la OMS, donde
se reporta que una de cada tres mujeres en el mundo ha padecido o padece malos
tratos o abusos (Krug, Dahlberg, Mercy, Zwi, Lozano, como se cita en Lorente,
2008). En ese sentido, Ruiz (2006) afirma que esta violencia desatada hacia las
mujeres es la prueba de que se necesitan más que leyes para combatir está
lógica patriarcal.
Ortega (2011) plantea que se debe abordar la problemática desde una
perspectiva nueva que permita incidir en las causas de esta violencia,
considerando los valores culturales que hacen que este tipo de violencia
prevalezca y se extienda por todo el mundo.
Teubal (2001) considera que la violencia se genera por la confluencia de
múltiples factores interrelacionados a partir de una sociedad constituida y
formada por desigualdades que, a su vez, son mantenidas por un sistema de
representaciones sociales que otorgan diferentes niveles de jerarquía y poder a
los miembros de una familia, sea hombre, mujer, niño o niña. Es el sistema de
valores actual el que contribuye a que un género determinado esté siempre en
por encima del otro, imponiendo su supuesta superioridad y que, por lo general,
en las culturas sea el género masculino quien se imponga.
Respecto a la teoría del género, algunos autores (Cazes, 2000,
Fernández, 1998, Lamas, 2003, como se cita en Rocha, 2011) sugieren que ser
hombre o ser mujer resulta de una asignación arbitraria y no por una situación
natural, por lo que es necesario distinguir entre las diferencias que son
inherentes y las que son aprendidas. Por ello, se considera que ser hombre o
mujer es resultado de varios procesos: psicológicos, sociales y culturales, a
partir de los cuales se asigna un significado para cada uno. En ese sentido,
para cada cultura existe una noción específica de lo que significa ser hombre o
ser mujer. Estos significados están conformados por características, valores,
comportamientos, reglas, prohibiciones y expectativas que son transferidos y
reforzados en los individuos como parte de su proceso de identidad.
El término "género" engloba los diversos rasgos y
características que son socioculturalmente apropiados para hombres y mujeres,
por lo cual, fundamentalmente, el género hace referencia a categorías sociales
(Unger, 1979, como se cita en Matud et al., 2002).
El rol de género puede definirse como aquellas expectativas y conductas
que se asocian a ser hombre o ser mujer. Se espera que los hombres sean
fuertes, competitivos e independientes y que las mujeres sean cariñosas,
expresivas emocionalmente y serviciales. Es decir, se espera que las mujeres
sean femeninas y los hombres masculinos. (Hegelson, 2002, como se cita en Matud
et al., 2002).
Identidad de género se refiere al fenómeno, que tiene lugar generalmente
en la infancia, por el que los individuos se perciben a sí mismos como hombres
o como mujeres (Winstead y Derlega, 1993, como se cita en Matud et al., 2002).
En el caso de la identidad de género, se pueden encontrar afirmaciones
específicas que integran la cultura de género conformados por los estereotipos
de género. Estas son ideas preconcebidas relativas al significado de ser varón
o mujer, que se expresan en características y conductas valoradas socialmente
entre los individuos en función al sexo biológico (Rocha, 2011).
Las relaciones de género se van construyendo en diversos ámbitos, como
el doméstico, social y laboral, donde se le otorga al varón mayor importancia
sobre la mujer, dándole poder real y simbólico, generándose aquella desigualdad
e inequidad (Ministerio de Salud, 2006, Ministerio de la Mujer y Desarrollo
Social, 2008, Macazana, 2010). Entonces, la violencia es inseparable de la
noción de género porque se basa y se ejerce en y por la diferencia social y
subjetiva entre los sexos (Velázquez, 2003).
Para el abordaje de la violencia contra la mujer se necesita de un
modelo que integre el análisis de los diversos ámbitos involucrados y sus
interrelaciones: a nivel del individuo, las relaciones de pareja y de familia,
la vida comunitaria y social, el contexto socioeconómico y las políticas de
educación y empleo, etc. (Comisión Económica para América Latina y el Caribe [CEPAL],
2007) Por ello, se considera mejor plantear esta problemática basándose en la
teoría de Bröfenbrener sobre los sistemas ecológicos.
Horno (2009) refiere que el marco socio-ecológico proporciona un
instrumento de análisis social para cualquier problema o dinámica social en la
que se quiera intervenir. Este autor hace referencia a dicha teoría
explicándola de la siguiente manera: Una persona se desarrolla en una serie de
entornos que se engloban los unos a los otros. En cada nivel entra en juego una
multiplicidad de factores que se interrelacionan entre sí. El primer nivel es
la persona en sí misma, con sus características de personalidad,
temperamentales, su historia personal y otros factores. El segundo nivel, o
microsistema, engloba las relaciones interpersonales que la persona establece
con su familia, sus amigos, en la escuela, es decir, todos los entornos en los
que la persona desarrolla relaciones personales. El tercer nivel o macrosistema
hace referencia al entorno donde estas relaciones tienen lugar: El barrio, la
comunidad, las instituciones que trabajan en esa comunidad, etc., se refiere a
todo el entorno social. El cuarto y último círculo, llamado en el modelo
exosistema, engloba los factores de la cultura en la que se enmarca este
entorno social, factores como los valores culturales, la religión o los medios
de comunicación.
Carmona, Deporto, Corral, Villalobos y López (2005), en Cuba,
investigaron respecto a la incidencia y prevalencia de la violencia contra la
mujer tanto física como psicológica y sexual ejercida por su pareja dentro del
ámbito universitario. La muestra total fue de 538 mujeres estudiantes de la
Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, entre 17 y 50 años de edad y con pareja;
se tuvo en cuenta el nivel curricular y socioeconómico, la religión y tipo y
antigüedad en la relación. Se utilizó un inventario de violencia con 35
reactivos estructurado como una escala Likert, referente a las expresiones de
violencia física, sexual y psicológica. En cuanto a los resultados, se obtuvo
que el 94% de las mujeres habían sufrido por lo menos alguna vez violencia, en
sus diferentes tipos, dentro de sus relaciones de pareja. Además, 4 de cada 10
mujeres habían sufrido violencia física por lo menos alguna vez, 4 de cada 10
mujeres habían vivido maltrato sexual por lo menos alguna vez y 9 de cada 10
mujeres habían vivido violencia psicológica por lo menos alguna vez.
Rodríguez, Sánchez y Alonso
(2006), en España, investigaron las creencias de adolescentes y jóvenes en
torno a la violencia de género y las relaciones de pareja. La muestra del
estudio estuvo integrada por 152 jóvenes, siendo 76 estudiantes universitarios
en su primer año de carrera y que cursaban estudios de Trabajo Social y
Ciencias Empresariales en el Centro de Estudios Universitarios de Talavera de
la Reina – Universidad de Castilla La Mancha. Los 76 jóvenes restantes eran
estudiantes de cuarto año de la ESO (Enseñanza Secundaria Obligatoria) en el
Instituto de Educación Secundaria San Isidro, localizado en Talavera de la
Reina. De todos ellos, 105 eran mujeres, 47 hombres y sus edades oscilaban
entre 15 y 23 años, siendo la edad media de 17,9 años. El instrumento utilizado
estaba conformado por 23 preguntas que recogían información de diferentes
variables. En cuanto a los resultados, se halló que el 70% de estos estudiantes
reconocían que hombre y mujer asumían posiciones y funciones diferentes dentro
de la relación, atribuyendo el rol protector al hombre y quedando la mujer
supeditada a su cuidado y atención, ya que implícitamente es percibida como el
miembro más vulnerable de la pareja. El 25% se mostró totalmente de acuerdo con
la afirmación de que el “Hombre ha de triunfar laboral y socialmente”. Por
tanto, se confirmaba los rasgos estereotipados atribuidos a hombre y mujer,
destacando claramente el ámbito laboral, social y de triunfo masculino. Por
último, el 12% de los estudiantes mostraba su acuerdo total a la afirmación de
que “El maltrato a la mujer es un problema de la pareja, de nadie más”,
evidenciando que aún hoy hay personas tan jóvenes con este tipo de pensamiento,
en cuanto que conlleva la explicación de la violencia basada en características
de las personas, no en que sea un problema social que requiera ser solucionado
por todos.
Ferrer, Bosch, Ramis y Navarro (2006), en España, realizaron una
investigación respecto a las creencias y actitudes sobre la violencia contra
las mujeres en la pareja: Determinantes sociodemográficos, familiares y
formativos. Se realizó en una muestra de 1395 estudiantes universitarios, 470
varones y 898 mujeres; el resto no indicó su género. Se utilizó el Inventario
de Pensamientos Distorsionados sobre la Mujer y la Violencia. Los resultados
obtenidos indicaban que los factores estudiados explicaban un pequeño
porcentaje de estas creencias y actitudes (entre el 5% y el 13% según los
casos) y se destacaba el hecho de que la variable explicativa más importante en
todos los casos era el género. Además, los resultados sugirieron que la
experiencia vital de los estudiantes que formaban parte de la muestra parecía
desempeñar un papel en el sexismo y en las actitudes y creencias hacia la
violencia contra las mujeres en la pareja. El tipo de educación recibida y los
modelos observados contribuyeron también a predecir el sexismo y la tolerancia
hacia la violencia contra las mujeres en la pareja.
Gracia, Herrero, Lila y Fuente (2010) investigaron las actitudes hacia
la violencia de pareja contra la mujer en inmigrantes latinoamericanos situados
en España. La muestra estuvo conformada por los datos que incluyó una encuesta
nacional española, con una muestra de 2 498 adultos (18 o más años) realizada
en 2004 por el Centro de Investigaciones Sociológicas, para abordar diferentes
cuestiones sobre la violencia doméstica. Además, participaron en el estudio 399
inmigrantes latinoamericanos que en el momento de la investigación residían en
dos comunidades autónomas en España: Asturias y Valencia. Los resultados
mostraron diferencias significativas entre españoles e inmigrantes en las
percepciones y actitudes hacia la violencia de pareja contra la mujer. Los
análisis también mostraron que las actitudes positivas hacia la denuncia,
manifestadas por los inmigrantes latinoamericanos, fueron más frecuentes entre
aquellos que eran menos tolerantes con la violencia de pareja contra la mujer,
la percibían como un problema importante en la sociedad y no tendían a culpar a
las víctimas.
Anicama, Vizcardo, Carrasco y Mayorga (1999) realizaron un estudio
epidemiológico sobre la violencia y comportamientos asociados en Lima
Metropolitana y Callao, donde evaluaron 3590 hogares debidamente muestreados y
utilizando un instrumento especialmente construido para el caso. Los resultados
fueron obtenidos por áreas: en el área familiar, se halló que el 35.4%
recibieron violencia psicológica por parte de su pareja, el 17.4% señaló haber
sido víctima de violencia física por parte de su pareja. En cuanto al maltrato
infantil, el 36.2% de los padres señalaron maltratar psicológicamente a sus
hijos. En el área de comportamientos asociados, se encontró que las principales
sustancias psicoactivas que alguna vez fueron consumidas regularmente por los
encuestados fueron: Alcohol 27.5%, tabaco 18.7% y medicamentos no recetados en
un 3.7%.
Chuquimajo (2000) realizó una investigación respecto a las actitudes
hacia la violencia contra la mujer en la relación de pareja en estudiantes de
quinto año de secundaria de Lima Metropolitana. La muestra estuvo conformada
por 400 sujetos, 219 varones y 181 mujeres, a quienes se les aplicó la Escala
de Actitudes hacia la Violencia contra la Mujer en la Relación de Pareja V – M,
elaborada por la investigadora. Los resultados más importantes que se
obtuvieron de dicha investigación fueron los siguientes: Los estudiantes
varones del quinto año de secundaria de instituciones educativas estatales
presentaron actitudes más favorables hacia la violencia contra las mujeres en
la relación de pareja que las mujeres del mismo año. Además, los estudiantes de
quinto año de secundaria de instituciones educativas estatales que presenciaron
peleas y discusiones entre sus padres, mostraron actitudes de mayor rechazo
hacia la subescala de violencia como medio; asimismo, los estudiantes de quinto
año de secundaria de instituciones educativas estatales que presenciaron peleas
o discusiones casi todos los días, por lo menos una vez a la semana y una vez
al año, presentan actitudes homogéneas.
Elizalde (2001) llevó a cabo un estudio sobre las actitudes hacia la
violencia y rasgos de personalidad en estudiantes universitarios de Lima. La
muestra se compuso de 277 estudiantes, 133 varones y 144 mujeres, que cursaban
entre el primer y quinto año de la carrera profesional en el año 1998. Para
dicha investigación empleó las fichas sociodemográficas y la Escala de
Actitudes Hacia la Violencia (AHV), siendo esta de tipo Likert y de 60 ítems;
asimismo utilizó el Cuestionario de Análisis Clínico de Krug (CAQ II) de 144
ítems. Entre los resultados más importantes de la investigación, se encontró
que los varones mostraban mayores actitudes favorables hacia la violencia que
las mujeres. Halló diferencia estadísticamente significativa entre las
actitudes favorables hacia la violencia en el área de relación de pareja y
relación familiar en estudiantes que trabajaban, siendo probable el estrés
laboral un factor causal.
Macazana (2010) realizó una investigación respecto a las actitudes hacia
la violencia contra la mujer en la relación de pareja en estudiantes
universitarios de cuatro universidades de Lima Metropolitana, considerando el
género, nivel socioeconómico y que hayan tenido o no una pareja. La muestra
estuvo constituida por 467 sujetos del tercer año de estudios universitarios,
tanto de gestión estatal como particular, 170 varones y 297 mujeres. Se elaboró
el instrumento denominado Escala de Actitudes V–M (CM). En base a los
resultados encontrados, se afirmó que existían actitudes favorables hacia la
violencia contra la mujer en la relación de pareja por parte de los hombres y
que era distinto en cuanto a las mujeres, pues mostraban actitudes de
indiferencia.
Es este proceso de la violencia en la sociedad, principalmente hacia la
mujer, el que motiva a indagar sobre la situación de este fenómeno en nuestra
época y, también, la percepción de los adolescentes sobre este tema. Asimismo,
se busca dilucidar el rumbo de este fenómeno en particular.
De lo planteado, surgen las siguientes interrogantes: ¿Cuál es la
actitud de los estudiantes de cuarto año de secundaria de las UGEL 2 y 3 de
Lima Metropolitana hacia la violencia contra la mujer? ¿Difieren las actitudes
hacia la violencia contra la mujer de los estudiantes de cuarto año de
secundaria de las UGEL 2 y 3 de Lima Metropolitana en función a las variables
género y tipo de gestión educativa?
Esta investigación se plantea los siguientes objetivos: a) describir las
actitudes hacia la violencia contra la mujer de los estudiantes de cuarto año
de secundaria de instituciones educativas estatales y no estatales de Lima
Metropolitana, b) comparar las actitudes hacia la violencia contra la mujer
entre los estudiantes varones y mujeres de cuarto año de secundaria de centros
educativos de Lima Metropolitana y c) comparar las actitudes hacia la violencia
contra la mujer entre los estudiantes de cuarto año de secundaria de instituciones
educativas estatales y no estatales de Lima Metropolitana.
Método
Diseño de Investigación
El diseño que se empleó en esta investigación es de tipo
descriptivo-comparativo. La información recolectada de los estudiantes de
cuarto año de secundaria, sobre sus actitudes frente al fenómeno, se registrará
bajo el mismo.
Universo y muestra de investigación
El universo de investigación estuvo conformado por los alumnos
matriculados en cuarto año de secundaria de Lima Metropolitana. Se utilizó una
muestra de 196 alumnos. Para la obtención de la muestra, se aplicó un
procedimiento de muestreo probabilístico bi-etápico; en la primera etapa, en
cada una de las UGEL, se eligió de manera aleatoria los centros educativos a
ser incluidos en el estudio y, posteriormente, en cada colegio se eligieron de
forma aleatoria los participantes que fueron evaluados.
Instrumentos de investigación
Para la presente investigación se utilizó la Escala de Actitudes hacia
la Violencia contra la Mujer en la Relación de Pareja (Escala de Actitud V – M
(CM)), adaptada para estudiantes de cuarto año de secundaria. Es una escala
aditiva que corresponde a un nivel de medición ordinal. Está conformada por un
conjunto de proposiciones que contiene juicios o reacciones que presentan los
sujetos frente a este evento. Los contenidos incluyen los diversos tipos de
violencia: Física, psicológica, sexual y económica. Las opciones de cada ítem
varían en términos de grados y bajo la forma de alternativas: Muy de Acuerdo =
MA; De Acuerdo = A; Desacuerdo = D; Muy en Desacuerdo = MD.
Resultados
Siguiendo las recomendaciones de Fernández y Fernández (2009) y Grisson y
Kim (2012), se aplicó la prueba U de Mann Whitney para contraste de la
hipótesis y el estadístico dcliff para medir el tamaño del efecto.
En la comparación de las actitudes hacia la violencia contra la mujer,
entre el grupo de hombres y mujeres (tabla 1), se aprecia que el primer grupo
obtiene una media de rangos de 123.26 y el segundo grupo 84.13, con un valor U
= 2681.50 y Z = -4,657 (p < .001); ello permite señalar que existen diferencias
estadísticamente significativas entre ambos grupos. Además, se observa que el
coeficiente dcliff es de 0.40, correspondiente a un efecto pequeño. De esta
manera, se confirma la hipótesis general 1, siendo los hombres los que muestran
una actitud más favorable hacia la violencia contra la mujer.
Tabla 1 Comparación de las actitudes hacia la violencia contra la mujer
considerando la variable género |
|||||||
Sexo |
n |
Media de Rangos |
Suma de Rangos |
U de Mann Whitney |
Z |
dcliff |
|
Hombres |
72 |
123.26 |
8874.50 |
2681.50 |
-4.657*** |
0.40 |
|
Mujeres |
124 |
84.13 |
10431.50 |
||||
Total |
196 |
|
|
|
|
|
|
***p < .001 |
|
|
|
|
|
||
En la comparación de las actitudes hacia la violencia contra la mujer,
entre los estudiantes que provienen de instituciones educativas estatales y no
estatales (tabla 2), los resultados muestran que el primer grupo obtiene una
media de rangos de 122.70 y el segundo 69.41, con un valor U = 2172.500 y Z =
-6.549 (p < .001), indicando la existencia de diferencias estadísticamente
significativas entre ambos grupos; además, el coeficiente dcliff alcanza un
valor de 0.54 que se puede clasificar como un efecto mediano. De esta manera se
confirma la hipótesis general 2, siendo los estudiantes de instituciones
educativas estatales los que muestran una actitud más favorable hacia la
violencia contra la mujer en la relación de pareja, a diferencia de los
estudiantes de instituciones no estatales.
Tabla 2 Comparación de las actitudes hacia la violencia
contra la mujer considerando el tipo de institución educativa |
||||||
Tipo de Institución
educativa |
n |
Media de Rangos |
Suma de Rangos |
U de Mann Whitney |
Z |
dcliff |
Estatal |
107 |
122.70 |
13128.50 |
2172.500 |
-6.549*** |
0.54 |
No Estatal |
89 |
69.41 |
6177.50 |
|||
Total |
196 |
|
|
|
|
|
***p < .001 |
|
|
|
|
|
|
Se aprecia en la tabla 3, correspondiente a la comparación de medias de
rango de las actitudes hacia la violencia contra la mujer en relación de pareja
entre el grupo de hombres y mujeres, en función al factor la violencia como
medio, que el primer grupo obtiene una media de rangos de 104.53 y el segundo
grupo un 95.00, con un valor U = 4029.50 y Z = -1.145 (p > .05), lo cual
indica que no existen diferencias estadísticamente significativas entre ambos
grupos; además, el coeficiente dcliff alcanza un valor de 0.10, que se puede
clasificar como un efecto mínimo. Así, se puede señalar que no se valida la
hipótesis específica H1.1, es decir, ambos grupos presentan actitudes similares
en función al factor violencia como medio.
Tabla 3 Comparación de las actitudes hacia la violencia contra la mujer
considerando la variable género en función al factor la violencia como medio |
||||||
Sexo |
N |
Media de Rangos |
Suma de Rangos |
U de Mann Whitney |
Z |
dcliff |
Hombres |
72 |
104.53 |
7526.50 |
4029.50 |
-1.145 |
0.10 |
Mujeres |
124 |
95.00 |
11779.50 |
|||
Total |
196 |
|
|
|
|
|
En la tabla 4, correspondiente a la comparación de medias de rango de
las actitudes hacia la violencia contra la mujer en relación de pareja entre
hombres y mujeres en función al factor negación a la libertad, se observa que
el primer grupo obtiene una media de rangos de 127.25 y el segundo grupo un
81.81, con un valor U = 2394.00 y Z = -5.424 (p < .001), indicando la
existencia de diferencias estadísticamente significativas entre ambos grupos.
El tamaño del efecto estimado a través del coeficiente dcliff fue de 0.99, que
corresponde a un efecto grande. Confirmándose, así, la hipótesis específica
H1.2: los varones muestran una actitud más favorable hacia la violencia contra
la mujer en el factor negación a la libertad.
Tabla 4 Comparación de las actitudes hacia la violencia contra la mujer
considerando la variable género en función al factor negación a la libertad |
||||||||
Sexo |
n |
Media de
Rangos |
Suma de
Rangos |
U de
Mann Whitney |
Z |
dcliff |
||
Hombres |
72 |
127.25 |
9162.00 |
2394.00 |
-5.424*** |
0.99 |
||
Mujeres |
124 |
81.81 |
10144.00 |
|||||
Total |
196 |
|
|
|
|
|||
***p < .001 |
|
|
|
|
|
|||
En la tabla 5, correspondiente a la comparación de medias de rango de
las actitudes hacia la violencia contra la mujer en relación de pareja entre el
grupo de hombres y mujeres en función al factor imposición de autoridad, se
observa que los varones obtienen una media de rangos de 113.87 y las mujeres
89.58, con un valor U = 3357.50 y Z = -2.909 (p < .05), lo cual permite
señalar que existen diferencias estadísticamente significativas entre ambos
grupos. Además, el coeficiente dcliff alcanza un valor de 0.25 que se puede
clasificar como un efecto pequeño. Confirmándose, de esta manera, la hipótesis
específica H1.3: los hombres muestran una actitud más favorable hacia la
violencia contra la mujer en el factor imposición de autoridad.
Tabla 5 Comparación de las actitudes hacia la violencia contra la mujer
considerando la variable género, en función al factor imposición de autoridad |
||||||
Sexo |
n |
Media de
Rangos |
Suma de
Rangos |
U de
Mann Whitney |
Z |
dcliff |
Hombres |
72 |
113.87 |
8198.50 |
3357.50 |
-2.909* |
0.25 |
Mujeres |
124 |
89.58 |
11107.50 |
|||
Total |
196 |
|
|
|
|
|
*p < .05 |
|
|
|
|
|
En la comparación de medias de rango de las actitudes hacia la violencia
contra la mujer en relación de pareja entre el grupo de hombres y mujeres en
función al factor machismo (tabla 6), se observa que el primer grupo obtiene
una media de rangos de 120.51 y el segundo grupo un 85.72, con un valor U =
2879.50 y Z = -4.154 (p < .001), lo cual indica la existencia de diferencias
estadísticamente significativas entre ambos grupos. El coeficiente dcliff
alcanza un valor de 0.36, correspondiente a un efecto pequeño. Así,
confirmándose la hipótesis específica H1.4: son los varones quienes presentan
una actitud más favorable hacia la violencia contra la mujer en el factor
machismo.
Tabla 6 Comparación de las actitudes hacia la violencia
contra la mujer considerando la variable género, en función al factor
machismo |
||||||
Sexo |
n |
Media de
Rangos |
Suma de
Rangos |
U de
Mann Whitney |
Z |
dcliff |
Hombres |
72 |
120.51 |
8676.50 |
2879.50 |
-4.154*** |
0.36 |
Mujeres |
124 |
85.72 |
10629.50 |
|||
Total |
196 |
|
|
|
|
|
***p < .001 |
|
|
|
|
|
En el caso de la tabla 7, correspondiente a la comparación de medias de
rango de las actitudes hacia la violencia contra la mujer en relación de pareja
entre el grupo de hombres y mujeres en función al factor desconsideración, se
observa que el primer grupo obtiene una media de rangos de 116.13 y el segundo
grupo 88.26, con un valor U = 3194.50 y Z = -3.338 (p< .001), lo cual
permite señalar que existen diferencias estadísticamente significativas entre
ambos grupos. Observándose, también, que el coeficiente dcliff obtiene un valor
de 0.28, que se puede clasificar como pequeño. Confirmándose así la hipótesis
específica H1.5: los hombres presentan una actitud más favorable hacia la
violencia contra la mujer en el factor desconsideración.
Tabla 7 Comparación de las actitudes hacia la violencia contra la mujer
considerando la variable género en función al factor desconsideración |
||||||
Sexo |
n |
Media de
Rangos |
Suma de
Rangos |
U de
Mann Whitney |
Z |
dcliff |
Hombres |
72 |
116.13 |
8361.50 |
3194.50 |
-3.338*** |
0.28 |
Mujeres |
124 |
88.26 |
10944.50 |
|||
Total |
196 |
|
|
|
|
|
***p < .001 |
|
|
|
|
|
En cuanto a la tabla 8, correspondiente a la comparación de medias de
rango de las actitudes hacia la violencia contra la mujer en relación de pareja
entre el grupo de hombres y mujeres en función al factor roles de pareja, se
observa que el primer grupo obtiene una media de rangos de 123.81 y el segundo
grupo un 83.81, con un valor U = 2642.00 y Z = -4.777 (p < .001), que
indican la existencia de diferencias estadísticamente significativas entre
ambos grupos. El coeficiente dcliff alcanza un valor de 0.41 que se puede
clasificar como un efecto pequeño. Confirmándose, de esta forma, la hipótesis
específica H1.6: los varones presentan una actitud más favorable hacia la
violencia contra la mujer en el factor roles de pareja.
Tabla 8 Comparación de las actitudes hacia la violencia contra la mujer
considerando la variable género, en función al factor roles de pareja |
||||||
Sexo |
n |
Media de
Rangos |
Suma de
Rangos |
U de
Mann Whitney |
Z |
dcliff |
Hombres |
72 |
123.81 |
8914.00 |
2642.00 |
-4.777*** |
0.41 |
Mujeres |
124 |
83.81 |
10392.00 |
|||
Total |
196 |
|
|
|
|
|
***p < .001 |
|
|
|
|
|
En la comparación de las medias de rango de las actitudes hacia la
violencia contra la mujer en relación de pareja entre estudiantes provenientes
de instituciones educativas estatales y no estatales, usando como función al
factor la violencia como medio (tabla 9), se observa que el primer grupo
obtiene una media de rangos de 119.54 y el segundo grupo obtiene 73.20, con un
valor U = 2510.00 y Z = -5.747 (p < .001), lo cual indica la existencia de
diferencias estadísticamente significativas entre ambos grupos. El coeficiente
dcliff alcanza un valor de 0.47, que se puede clasificar como un efecto
pequeño. De esta manera, se valida la hipótesis específica H2.1: los
estudiantes de instituciones educativas estatales presentan una actitud más
favorable hacia la violencia contra la mujer en función al factor la violencia
como medio.
Tabla 9 Comparación de las actitudes hacia la violencia
contra la mujer considerando el tipo de institución educativa en función al
factor la violencia como medio |
||||||
Tipo de Institución educativa |
n |
Media de Rangos |
Suma de Rangos |
U de Mann Whitney |
Z |
dcliff |
Estatal |
107 |
119.54 |
12791.00 |
2510.00 |
-5.747*** |
0.47 |
No Estatal |
89 |
73.20 |
6515.00 |
|||
Total |
196 |
|
|
|
|
|
***p < .001 |
|
|
|
|
|
|
En la tabla 10, se presentan los resultados de la comparación de las
medias de rango de las actitudes hacia la violencia contra la mujer en relación
de pareja entre estudiantes provenientes de instituciones educativas estatales
y no estatales, en función al factor negación a la libertad. Los resultados
indican que el primer grupo obtiene una media de rangos de 116.82 y el segundo
grupo 76.47, con un valor U = 2801.00 y Z = -4.974 (p < .001), lo cual
indica la existencia de diferencias estadísticamente significativas entre ambos
grupos. Además, el coeficiente dcliff obtiene un valor de 0.41, que corresponde
a un efecto pequeño. Entonces, se valida la hipótesis específica H2.2: los
alumnos y alumnas de instituciones educativas estatales presentan una actitud más
favorable hacia la violencia contra la mujer en función al factor negación de
la libertad.
Tabla 10 Comparación de las actitudes hacia la violencia
contra la mujer considerando el tipo de institución educativa en función al
factor negación a la libertad |
||||||
Tipo de
Institución educativa |
n |
Media de
Rangos |
Suma de
Rangos |
U de
Mann Whitney |
Z |
dcliff |
Estatal |
107 |
116.82 |
12500.00 |
2801.00 |
-4.974*** |
0.41 |
No
Estatal |
89 |
76.47 |
6806.00 |
|||
Total |
196 |
|
|
|
|
|
***p < .001 |
|
|
|
|
|
|
En cuanto a la comparación de medias de rango de las actitudes hacia la
violencia contra la mujer en relación de pareja, entre los estudiantes que
provienen de instituciones educativas estatales y no estatales y en función al
factor imposición de autoridad (tabla 11), se observa que el primer grupo
obtiene una media de rangos de 120.80 y el segundo grupo 71.69, con un valor U
= 2375.00 y Z = -6.075 (p < .001). Ello indica la existencia de diferencias
estadísticamente significativas entre ambos grupos. El coeficiente dcliff es de
0.50, que se puede clasificar como un efecto mediano. Así, se confirma la
hipótesis específica H2.3: los estudiantes de instituciones educativas
estatales presentan una actitud más favorable hacia la violencia contra la
mujer en función al factor imposición de autoridad.
Tabla 11 Comparación
de las actitudes hacia la violencia contra la mujer considerando el tipo de
institución educativa en función al factor imposición de autoridad |
||||||
Tipo de Institución
educativa |
n |
Media de Rangos |
Suma de Rangos |
U de Mann Whitney |
Z |
dcliff |
Estatal |
107 |
120.80 |
12926.00 |
2375.00 |
-6.075*** |
0.50 |
No Estatal |
89 |
71.69 |
6380.00 |
|||
Total |
196 |
|
|
|
|
|
***p < .001 |
|
|
|
|
|
|
En la tabla 12, correspondiente a la comparación de medias de rango de
las actitudes hacia la violencia contra la mujer en relación de pareja, entre
los estudiantes que provienen de instituciones educativas estatales y no
estatales y en función al factor machismo, los resultados muestran que el
primer grupo obtiene una media de rangos de 118.37 y el segundo grupo 74.61,
con un valor U = 2635.00 y Z = -5.397 (p < .001). Ello señala que existen
diferencias estadísticamente significativas entre ambos grupos. El coeficiente
dcliff alcanza un valor de 0.45, correspondiente a un efecto pequeño.
Validándose, así, la hipótesis específica H2.4: los alumnos y alumnas de
instituciones educativas estatales presentan una actitud más favorable hacia la
violencia contra la mujer en función al factor machismo.
Tabla 12 Comparación
de las actitudes hacia la violencia contra la mujer considerando el tipo de
institución educativa en función al factor machismo |
||||||
Tipo de Institución
educativa |
n |
Media de Rangos |
Suma de Rangos |
U de Mann Whitney |
Z |
dcliff |
Estatal |
107 |
118.37 |
12666.00 |
2635.00 |
-5.397*** |
0.45 |
No Estatal |
89 |
74.61 |
6640.00 |
|||
Total |
196 |
|
|
|
|
|
***p < .001 |
|
|
|
|
|
|
Los resultados de la comparación de medias de rango de las actitudes
hacia la violencia contra la mujer en relación de pareja, entre los estudiantes
que provienen de instituciones educativas estatales y no estatales y en función
al factor desconsideración se presentan en la tabla 13. Se observa que el
primer grupo obtiene una media de rangos de 115.64 y el segundo grupo 77.89,
con un valor U = 2927.000 y Z = -4.670 (p < .001), lo cual indica la
existencia de diferencias estadísticamente significativas entre ambos grupos.
El coeficiente dcliff obtiene un valor de 0.39, que se puede clasificar como un
efecto pequeño. Así, se valida la hipótesis específica H2.5: los estudiantes de
instituciones educativas estatales presentan una actitud más favorable hacia la
violencia contra la mujer en función al factor desconsideración.
Tabla 13 Comparación de las actitudes hacia la violencia
contra la mujer considerando el tipo de institución educativa, en función al
factor desconsideración |
||||||
Tipo de
Institución educativa |
n |
Media de
Rangos |
Suma de
Rangos |
U de
Mann Whitney |
Z |
dcliff |
Estatal |
107 |
115.64 |
12374.00 |
2927.00 |
-4.670*** |
0.39 |
No
Estatal |
89 |
77.89 |
6932.00 |
|||
Total |
196 |
|
|
|
|
|
***p < .001 |
|
|
|
|
|
|
En la tabla 14, correspondiente a la comparación de medias de rango de
las actitudes hacia la violencia contra la mujer en relación de pareja, entre
los estudiantes que provienen de instituciones educativas estatales y no
estatales y en función al factor roles de pareja, se observa que el primer
grupo obtiene una media de rangos de 118.17 y el segundo grupo 74.85, con un
valor U = 2656.50 y Z = -5.344 (p < .001). Así, se confirma la existencia de
diferencias estadísticamente significativas entre ambos grupos. El coeficiente
dcliff es de 0.44, que corresponde a un efecto pequeño. Confirmándose, así, la
hipótesis específica H2.6: los alumnos y alumnas de instituciones educativas
estatales presentan una actitud más favorable hacia la violencia contra la
mujer en función al factor roles de pareja.
Tabla 14 Comparación
de las actitudes hacia la violencia contra la mujer considerando el tipo de
institución educativa, en función al factor roles de pareja |
||||||
Tipo de Institución educativa |
n |
Media de Rangos |
Suma de Rangos |
U de Mann Whitney |
Z |
dcliff |
Estatal |
107 |
118.17 |
12644.50 |
2656.50 |
-5.344*** |
0.44 |
No Estatal |
89 |
74.85 |
6661.50 |
|||
Total |
196 |
|
|
|
|
|
***p < .001 |
|
|
|
|
|
|
Discusión
Los resultados obtenidos del análisis estadístico son expuestos y dilucidados
en este capítulo, permitiendo dar una explicación más concienzuda de las
actitudes hacia la violencia contra la mujer en función al género de los
participantes y al tipo de gestión de la institución educativa.
Se halló en la
investigación que los estudiantes varones del cuarto año de secundaria tienen
una actitud más favorable hacia la violencia contra la mujer en la relación de
pareja, considerando tanto cada uno de los factores de la escala (la violencia
como medio, negación de la libertad, imposición de autoridad, machismo,
desconsideración y roles de pareja) como el puntaje total de la escala, con
resultados similares a los presentados en investigaciones precedentes como la
de Chuquimaju (2000), Elizalde (2001), Rodríguez et al. (2006), Ferrer et al. (2006),
Macazana (2010) y Gracia et al. (2010), tanto en estudiantes de secundaria como
en universitarios y adultos; así, se puede relacionar lo encontrado con lo que
afirma Corsi, Dohmen, Sotes y Bonino (1996) respecto a la posición que asume el
hombre frente a la violencia contra la mujer, pues éste tiende a eludir su
responsabilidad, justificando y minimizando su conducta violenta en función al
comportamiento o actitudes de provocación, atribuidos a la mujer. También se
puede vincular estos resultados con lo reportado por Rodríguez et al. (2006),
quienes encontraron un grupo de los participantes en su investigación que
consideraba el maltrato a la mujer como un problema de pareja, donde nadie debe
intervenir. Asimismo, en la investigación de Gracia et al. (2010) se encontró
que quienes mostraron actitudes positivas hacia la denuncia de violencia contra
la mujer eran menos tolerantes con la violencia de pareja contra la mujer,
percibiéndola como un problema social importante y sin culpar a las víctimas.
En el caso de
las mujeres estudiantes del cuarto año de secundaria, se encontraron resultados
correspondientes a una actitud de indiferencia respecto a la violencia contra
la mujer en la relación de pareja, resultado similar al de Macazana (2010) en
poblaciones de estudiantes universitarios; indicando, así, que aún se aprecia
una pasividad en las mujeres impuesta por la sociedad, donde se mantiene su
predominancia patriarcal, como lo manifiesta Velázquez (2003), al señalar que
la pasividad femenina es un estereotipo que ha sido construido culturalmente,
situando a las mujeres en posición de víctimas por el solo hecho de ser
mujeres. La pasividad se ve feminizada porque el imaginario atribuye a las
mujeres, en el contexto de la violencia, las características de ser sumisas,
obedientes, propensas a ser atacadas, poca capacidad para defenderse y miedos
concretos frente a la fuerza y el poder de quien la agrede.
Mediante el
análisis de los hallazgos anteriores, se puede afirmar que en los participantes
existen diferencias estadísticamente significativas en las actitudes hacia la
violencia contra la mujer entre los estudiantes varones y mujeres de cuarto año
de secundaria. Además, se corresponde al menos a una magnitud pequeña del
efecto. De esta manera, este resultado confirma lo señalado por Velázquez
(2003), pues este tipo de violencia es inseparable de la noción de género
porque se basa y se ejerce en y por la diferencia social y subjetiva entre los
sexos.
En cuanto a la
comparación, considerando el tipo de gestión educativa, se encontró que los
estudiantes de instituciones educativas estatales tenían una actitud más
favorable hacia la violencia contra la mujer que los de las instituciones
educativas no estatales (tanto al considerar cada uno de los factores como el
puntaje total de la escala). Estos resultados difieren de los hallazgos de la
investigación de Macazana (2010), en función al tipo de institución y en una
población universitaria, pero coinciden con lo reportado en algunas
investigaciones como la de Ferrer et al. (2006), que plantean que el tipo de educación recibida y los modelos
observados (particularmente la educación igualitaria entre hermanos y hermanas
y la situación laboral de los padres) contribuyen también a predecir el sexismo
y la tolerancia hacia la violencia contra las mujeres en la pareja. Los
resultados de la investigación de Gracia et al. (2010) también, sugieren la
necesidad de una mejor educación dirigida a aquellos grupos que mantienen
actitudes de aceptabilidad y tolerancia hacia la violencia de pareja, para
lograr una prevención más eficaz.
Conclusiones
Los alumnos varones de cuarto año de secundaria presentan actitudes más
favorables hacia la violencia contra la mujer que sus pares mujeres, considerando
el puntaje total de la escala, así como en los factores: Negación a la
libertad, imposición de autoridad, machismo, desconsideración y roles de
pareja. Por otro lado, no se encontró diferencias estadísticamente
significativas en las actitudes hacia la violencia contra la mujer entre los
estudiantes varones y mujeres del cuarto año de secundaria, en función al
factor la violencia como medio.
Asimismo, los
alumnos que provienen de instituciones educativas estatales presentan actitudes
más favorables hacia la violencia contra la mujer en relación de pareja que sus
pares de instituciones educativas no estatales, considerando el puntaje total
de la escala, como en cada uno de los seis factores del instrumento.
Referencias
Anicama, J.,
Vizcardo, S., Carrasco, J., y Mayorga, E. (1999). Estudio Epidemiológico sobre la violencia y comportamientos asociados
en Lima Metropolitana y Callao. MINSA.
Carmona, L. S.,
Doporto, B., Corral, S., Villalobos, R., y López, S. (2005). Violencia contra
la mujer universitaria en las relaciones de parejas. Revista Santiago,
108, 248-255.
Chuquimajo, S.
(2000). Actitudes hacia la violencia
contra la mujer en la relación de pareja en estudiantes de 5to año de
secundaria de Lima Metropolitana (Tesis
de pregrado). Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Lima, Perú.
Comisión Económica para América Latina y el Caribe (2007). ¡Ni una más! El derecho a vivir una vida
libre de violencia en América Latina y el Caribe. Recuperado de: https://www.cepal.org/es/publicaciones/2870-ni-mas-derecho-vivir-vida-libre-violencia-america-latina-caribe
Corsi, J., Dohmen,
L., Sotes, M., y Bonino, L. (1996). Violencia
masculina en la pareja. Una aproximación al diagnóstico y a los modelos de
intervención. Buenos aires, Argentina: Paidós.
Elizalde, R.
(2001). Actitudes hacia la violencia y
rasgos de personalidad en estudiantes universitarios de Lima (Tesis de Maestría).
Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Lima, Perú.
Fernández, A., y
Fernández, I. M. (2009). Crítica y
alternativas a la significación estadística en el contraste de hipótesis. Madrid, España:
La Muralla.
Ferrer, V.,
Bosch, E., Ramis, M., y Navarro C. (2006).
Las creencias y actitudes sobre la violencia contra las mujeres en la
pareja: Determinantes sociodemográficos, familiares y formativos. Anales de psicología, 22(2), 251-259.
Gracia, E.,
Herrero, J., Lila, M., y Fuente, A. (2010). Percepciones y Actitudes hacia la
Violencia de Pareja contra la Mujer en Inmigrantes Latinoamericanos en España. Psychosocial
Intervention,
19(2), 135-144.
Grisson, R. J., y Kim, J. J. (2012). Effect sizes for research: Univariate and multivariate applications.
(2nd ed.)
New York, NY: Taylor & Francis.
Güezmes, A.,
Palomino, N., y Ramos, M. (2002). Violencia
sexual y física contra las mujeres en el Perú. Estudio multicéntrico de
la OMS sobre la violencia de pareja y la salud de las mujeres.
Horno, P.
(2009). Amor y violencia. La dimensión
afectiva del maltrato. Madrid, España: Editorial Desclée de Brouwer, S.A.
Lorente, M.
(2008). Violencia y maltrato de
género: Aspectos generales desde la perspectiva sanitaria. Emergencias:
Revista de la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias, 20(3),
191-197. Recuperado de: https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=2665314
Macazana, J.
(2010). Actitudes hacia la violencia
contra la mujer en la relación de pareja en estudiantes universitarios de
cuatro universidades de Lima Metropolitana considerando el género, nivel
socioeconómico y el que hayan tenido o no una pareja (Tesis de pregrado). Universidad
Nacional Mayor de San Marcos. Lima, Perú.
Matud, P., Rodríguez
C., Marrero, R., y Carballeira, M. (2002). Psicología
del género: Implicaciones en la vida cotidiana. Madrid, España: Editorial Biblioteca Nueva, S. l.
OMS (2002). Informe mundial sobre la violencia y la salud.
Recuperado de: https://www.who.int/violence_injury_prevention/violence/world_report/es/summary_es.pdf
Ons, S.
(2009). Violencia/s. Buenos Aires,
Argentia: Editorial Paidós.
Ortega, J.
(2011). Intervención contra la violencia
de género para las tutorías de la ESO. Madrid, España: Pirámide.
Solano, P., y
Velzeboer, M. (2003). Componentes clave
en la formulación de leyes y políticas contra la violencia hacia las mujeres.
Recuperado de: http://grupocisalva.univalle.edu.co/bpr2/esp/Descargas/publicaciones/Componentes_clave_en_formulacion_leyespoliticas_contraviolenciademujeres.pdf
Rocha, T.
(2011). Identidades de género, más allá
del cuerpo y mitos. México: Trillas.
Rodríguez, V.,
Sánchez, C. y Alonso, D. (2006). Creencias de adolescentes y jóvenes en torno a
la violencia de género y las relaciones de pareja. Portularia, VI (2), 189-204.
Ruiz, P.
(2006) El maltrato a la mujer. Enfoque
psicoanalítico a través de su historia y su clínica. Madrid, España:
Editorial Síntesis.
Velázquez, S.
(2003). Violencias cotidianas, violencias
de género. Buenos Aires, Argentina: Paidós.