ISSN 2709-9164
https://doi.org/10.53940/reys.v5i9.178
Evolución de las políticas públicas para
la formación docente continua en Chile
Evolving public policies for ongoing
teacher training in Chile
Paulina Serri Cares 1
Citar
como: Serri, P. (2024). Evolución de las políticas públicas para la
formación docente continua en Chile. Revista Educación y Sociedad, 5(9),
66-81. https://doi.org/10.53940/reys.v5i9.178
Artículo
recibido: 24-05-2024
Artículo
aprobado: 12-06-2024
Arbitrado por pares
El presente estudio analiza la evolución de las políticas
públicas para la formación docente continua en Chile desde 1990, mediante una
revisión documental sistemática de leyes, programas y estudios relacionados. La
metodología incluyó análisis crítico de normativas como la Ley 20.903 y
evaluaciones de programas como el P-900. Los resultados destacan avances
significativos en el marco normativo y en incentivos económicos, pero persisten
desafíos en cobertura y accesibilidad. Se concluye que una oferta pública
robusta y estrategias inclusivas son clave para garantizar una formación
continua efectiva y equitativa, contribuyendo al desarrollo profesional docente
y la mejora de la calidad educativa.
Palabras
clave: formación docente continua, políticas públicas, educación en Chile, capacitación
docente, reforma educativa
This
study analyzes the evolution of public policies for continuing teacher
education in Chile since 1990, through a systematic documentary review of laws,
programs and related studies. The methodology included critical analysis of
regulations such as Law 20.903 and evaluations of programs such as P-900. The
results highlight significant advances in the regulatory framework and economic
incentives, but challenges persist in terms of coverage and accessibility. It
is concluded that a robust public offer and inclusive strategies are key to
guarantee effective and equitable continuing education, contributing to the
professional development of teachers and the improvement of educational quality.
Key words: continuous teacher training, public policies, education
in Chile, teacher training, educational reform
1 Académica de la
carrera Pedagogía en Educación parvularia, CIPEF, Universidad Finis
Terrae. Universidad Americana en Europa, UNADE. pserri@uft.cl https://orcid.org/0000-0002-7851-9131
Introducción
La formación docente continua es un elemento
fundamental para garantizar la calidad educativa y responder a los desafíos
dinámicos de los sistemas educativos contemporáneos. En el caso de Chile, este
tema ha ganado relevancia en el marco de las reformas educativas impulsadas
desde la década de 1990, orientadas a mejorar los estándares de enseñanza y a
reducir las brechas de equidad en el acceso a una educación de calidad. Pese a
estos avances, la formación continua enfrenta limitaciones significativas en
términos de cobertura, pertinencia y financiamiento, especialmente en contextos
vulnerables, lo que plantea interrogantes sobre su impacto real en el
desarrollo profesional docente.
El contexto internacional refuerza la importancia de
este tema, estudios en países como Finlandia, Japón y Canadá (UNESCO, 2018),
destacan la relación directa entre programas de
formación docente continua robustos y mejoras en los resultados de aprendizaje
de los estudiantes. En América Latina, países como Colombia y Uruguay (UNESCO, 2018)
han implementado estrategias nacionales para
fortalecer el desarrollo profesional docente, aunque enfrentan desafíos
similares a los de Chile, como la desigualdad en el acceso a la formación y la
falta de apoyo estatal. En este sentido, la experiencia chilena ofrece un caso
emblemático para analizar cómo las políticas públicas pueden influir en la
calidad y equidad del sistema educativo.
En Chile, las principales normativas que han marcado
la agenda de formación docente continua incluyen Ley 19.070 (1996) con el
Estatuto Docente, la Ley 20.370 (2009) que crea la Ley General de Educación y,
más recientemente, la Ley 20.903 (2016), que establece el Sistema de Desarrollo
Profesional Docente. Estas leyes han introducido medidas significativas, como
incentivos económicos vinculados al desempeño y la creación de estándares de
enseñanza, pero también han evidenciado la necesidad de un enfoque más integral
y sostenible para abordar las demandas de los educadores en un sistema
heterogéneo y en constante transformación.
El presente estudio se propone analizar la evolución
de las políticas públicas de formación docente continua en Chile, con un
enfoque en sus logros, desafíos y áreas de mejora mediante una revisión
documental sistemática. Este trabajo busca contribuir a la comprensión de cómo
estas políticas han impactado en el desarrollo profesional de los docentes y
qué lecciones pueden extraerse para diseñar estrategias más efectivas y
equitativas en el futuro.
Metodología
Este estudio se desarrolló como una revisión
documental sistemática para analizar las políticas públicas relacionadas con la
formación docente continua en Chile desde 1990 hasta 2024 mediante una revisión
sistemática de literatura, identificando avances, brechas y necesidades, con el
fin de proporcionar recomendaciones para fortalecer estas políticas y su
impacto en el desarrollo profesional docente y la calidad educativa. La
pregunta movilizadora corresponde a ¿Cuáles han sido los principales avances, brechas
y desafíos en las políticas públicas de formación docente continua en Chile
entre 1990 y 2023, y cómo han impactado en el desarrollo profesional de los
docentes y la calidad educativa?
Se realizó una búsqueda con términos clave como
“formación docente continua en Chile”, “Ley 20.903”, “reformas educativas
chilenas” y “capacitación docente”. Para ello, se utilizó un enfoque
cualitativo que permitió explorar documentos normativos, programas educativos y
literatura académica relevantes sobre el tema. Asimismo, se consultaron bases
de datos académicas como Scopus, Google Scholar y Redalyc, además de
repositorios gubernamentales como la Biblioteca del Congreso Nacional de Chile
y el sitio oficial del Ministerio de Educación. También, se incluyeron informes
de organismos internacionales como la OCDE y la OEI, obteniendo un total de 320
documentos.
Para garantizar la pertinencia de los documentos, se
establecieron criterios de inclusión y exclusión. Se consideraron documentos
publicados entre 1990 y 2024 que abordaran políticas públicas sobre la
formación docente continua en Chile, incluyendo leyes, programas, informes
académicos y literatura relevante en formato digital con acceso completo. Se
excluyeron aquellos que no contenían información específica sobre formación
docente, duplicados, artículos con datos incompletos o inaccesibles, y documentos
enfocados en políticas generales de educación en América Latina sin referencia
específica a Chile.
De un total de 320 documentos iniciales, 148 fueron
descartados durante la revisión de títulos y resúmenes ya que no mencionaban
explícitamente a Chile. Posteriormente, se excluyeron otros 160 documentos tras
un análisis más detallado, ya que su contenido se centraba en políticas
educativas de otros países o regiones, sin abordar directamente el contexto
chileno.
Finalmente, solo 12 documentos cumplieron con todos
los criterios de inclusión establecidos. Estos textos destacan por su
relevancia en el análisis de las políticas públicas relacionadas con la
formación docente en Chile, abordando aspectos clave como la Ley 20.903, el
Estatuto Docente y el Sistema de Desarrollo Profesional Docente. Estos
documentos proporcionan una base sólida para examinar las principales reformas
y programas que han impactado el desarrollo profesional de los docentes en el
país.
Por otro lado, el análisis de los documentos
seleccionados se realizó utilizando herramientas de gestión bibliográfica como
Zotero, lo que permitió organizar referencias, sistematizar la información
relevante y garantizar la trazabilidad de los datos extraídos. Esta metodología
garantizó que el análisis crítico se centre exclusivamente en textos
directamente relacionados con el contexto chileno, permitiendo identificar
avances, brechas y necesidades específicas en la implementación de políticas de
formación docente continua en el país. Los documentos incluidos, se relacionan
en la Tabla 2.
Tabla 2
Documentos
analizados
Título |
Autor/Institución |
Año |
Tipo |
Talleres de
Formación de Profesores en Servicio P-900 |
Condemarín,
M. |
1992 |
Informe
técnico |
Ley Nº
19.070. Estatuto de los Profesionales
de la Educación y de las Leyes que la complementan y modifican |
Congreso Nacional de
Chile |
1996 |
Ley |
La reforma educacional chilena |
García-Huidobro, J., et al. |
1999 |
Libro |
Reformas Educativas en América Latina |
Gajardo, M. |
1999 |
Informe académico |
Revisión de Políticas Nacionales de Educación: Chile |
OCDE |
2004 |
Informe
internacional |
Marco para la Buena Enseñanza |
CPEIP |
2008 |
Marco referencial |
Ley General de Educación (LGE) |
Congreso Nacional de Chile |
2009 |
Ley |
Metas
Educativas 2021 |
OEI |
2010 |
Informe
internacional |
Currículo
Escolar de Chile |
Cox, C. |
2011 |
Artículo académico |
La formación docente continúa realizada por docentes de la red
maestros de maestros: su valoración e incidencia en las prácticas
pedagógicas. Estudio de Caso |
Salazar,
J. |
2011 |
Tesis Doctoral, Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación |
Ley 20.903 Ley crea el Sistema de Desarrollo
Profesional Docente y Modifica otras Normas |
Congreso Nacional de Chile |
2016 |
Ley |
Marco para la Buena Enseñanza en Educación
Parvularia |
Subsecretaría
de Educación Parvularia |
2019 |
Marco
referencial |
Resultados
Evolución de la Política Pública en
Formación Continua
En Chile,
las últimas décadas han estado inmersas en una serie de cambios e innovaciones
buscando mejorar el desarrollo social, económico y educativo de la nación por
medio del establecimiento de leyes que lo avalen, entre ellas la reforma
educativa impulsada desde movimientos sociales estudiantiles y de diferentes
ámbitos de la sociedad civil, señalando que, por medio del acceso a una
educación de calidad se logra promover la justicia social. Este objetivo se
vislumbró como la solución para estrechar las brechas de productividad y
calidad de vida en relación a los países en desarrollo. Por ello, es necesario
revisar la génesis de este proceso a nivel de políticas públicas que permite
dar una base sólida en la búsqueda de la excelencia educativa y cómo estas
incluyen a la capacitación como un aseguramiento del alcance de esta
excelencia.
A través de, una revisión de esta transformación de la
necesidad de reforma educativa en cuanto a formación docente continua, Salazar
(2011), observó que, en Chile, desde 1990 comienza gradualmente a desarrollarse
programas de mejoramiento en los niveles de la educación parvularia, básica y
media. Por medio de la elaboración e implementación de la Ley N.º 19.070 (1996),
dicho documento establece la creación del Estatuto Docente, donde se mencionan
el desarrollo de planes para optimizar la gestión escolar y municipal, elevando
el gasto en educación.
Según Gajardo (1999),
desde el año 1996 en adelante, varias transformaciones profundas en las condiciones y
los procesos educativos se plasman en la nueva reforma educacional, dada la
multidimensionalidad y complejidad de la agenda de innovaciones en curso se
hace necesario a su vez, sumar esfuerzos por medio del fortalecimiento de la
profesión docente con las reformas curriculares de la educación en los niveles
básico y medio, en el cual se pone hincapié como gran eje la extensión de la
jornada escolar completa, permitiendo con esto mejorar la calidad y la equidad
de la educación (Cox, 2011). Además, se pretende que, a través de las políticas
educacionales implementadas, se produzca la integración a un nuevo orden
económico mundial, como también la necesidad de participación e integración
social.
A su vez, García-Huidobro et al. (1999) añadió la idea
de Reforma Educacional, consideró los grandes cambios que se habían producido
hasta la fecha a nivel mundial en relación a las ideas de política educativa,
entre ellas se encuentran cambiar la relevancia que tradicionalmente se le ha
dado a la enseñanza, poniendo como protagonista el aprendizaje y sus procesos.
Este cambio se plasmó en la Ley General de Educación, Ley 20370 (2009) con el
propósito de regular los derechos y deberes de los integrantes de la comunidad
educativa, fijando por ejemplo, los requisitos mínimos exigidos en cada uno de
los niveles formativos, normar el deber Estatal de velar por el ejercicio del
derecho la educación, establecer los
requisitos y procesos para el reconocimiento oficial de los establecimientos e
instituciones educativas, todo aquello con el fin de poseer un sistema educativo
caracterizado por la equidad y calidad. Además de lo anterior, la Ley General de Educación (2009) añadió cambios
como el fin al lucro en las instituciones educativas, el acceso a una educación
superior gratuita y de calidad para los quintiles más bajos socioeconómicamente;
así como también, la abolición del copago en la educación primaria y
secundaria, pasando de un modelo público, semi público y privado a solo dos
posibilidades de oferta: pública y privada.
A partir de la discusión a nivel nacional sobre las
problemáticas entre la gratuidad y lucro en la educación superior y la
necesidad de avanzar hacia un debate relacionado con la calidad y equidad,
surge la promulgación de la Ley 20.129
(2006), la cual estableció un
Sistema Nacional De Aseguramiento de la Calidad de la Educación Superior. Con ello, el
desarrollo de políticas que promovieran la calidad, articulación, inclusión y
ecuanimidad en el desarrollo de las funciones de las instituciones de educación
superior como eje formativo de los profesionales con los que cuenta el país, y
en este caso, con foco en la formación de docentes. Lo anterior, demandó al Ministerio de Educación chileno una nueva
institucionalidad que velara por el cumplimiento y excelencia de estas casas
formadoras. Es así que nacen diversas entidades de gobierno con la Ley 20.129 (2006),
que crea en el 2011 la Comisión Nacional de Acreditación (CNA), en el 2012 el
Consejo Nacional de Educación (CNED), en 2015 la Intendencia de Educación
Parvularia y la Subsecretaria de Educación Parvularia, y; por último, en el
2019 la Subsecretaria de Educación Superior, provocando un fortalecimiento y
mayor presencia del estado en cuanto a la visión de la educación que se demanda
como país.
Formación Inicial y Continua Docente
En
relación a la Formación Inicial Docente (FID) y continua, fue necesario poner
la mirada sobre el gremio de profesores, exigiendo en ellos las competencias
necesarias para dar respuesta a estos requisitos; para ello, se hizo urgente
revisar la FID y continua de los profesores, teniendo claridad que sin mejores
educadores no será posible cambiar la educación en Chile. A partir de esto,
comenzó una reforma en las normativas sobre cómo impartir las carreras de
pedagogía, teniendo como ente regulador la CNA. Con esto, se dio exclusividad formativa
a las universidades acreditadas al menos con 4 años que cumplieran con indicadores
de evaluación específicos diseñados para este plan de estudios. A lo anterior,
se suma la solicitud de un puntaje mínimo para la postulación de estudiantes a
las carreras de pedagogía (LEY N°21.490, 2022), que asegurara la admisión de
talento de excelencia a una carrera que se encuentra en la base de los
requerimientos sociales. Estos son solo algunos cambios que se realizaron esta
área.
Por otra parte, en términos de formación continua, se
hizo perentorio enfrentar este reto a nivel país, para ello la Ley 20. 903 (2016)
crea El Sistema De Desarrollo Profesional Docente donde se ven impulsadas
iniciativas como la creación de la carrera docente, la cual por medio de un
procedimiento evaluativo otorga incentivos económicos. Su objetivo consiste en
promover el desarrollo profesional continuo de los profesores premiando la
actualización de estos, reconociendo la importancia de los diversos programas,
cursos o actividades de formación, como parte del proceso necesario que todo
docente debe desarrollar durante su ejercicio profesional.
El diseño e
implementación de estos programas de capacitación deberán considerar tres
elementos. El primero, un diagnóstico de las necesidades de los equipos
docentes; el segundo, los requerimientos que el Sistema de Desarrollo
Profesional Docente establece en su normativa, y; tercero, los resultados del
sistema de evaluación docente, favoreciendo así la progresión en los tramos del
sistema. De esta forma, se propende que los educadores alcancen al menos el
tramo profesional avanzado, reconociendo con ello el carácter formativo de las
evaluaciones del sistema.
Como institución responsable de ejecutar este tipo de
análisis y diseño de capacitaciones, nace el Centro de Perfeccionamiento, Experimentación e
Investigaciones Pedagógicas (CPEIP), el cual en colaboración de universidades
acreditadas o instituciones sin fines de lucro certificadas dictan los
programas, cursos y actividades específicas para los profesionales de la
educación. Algunas condiciones en detalle se encuentran en la misma Ley 20. 903 (2016); por ejemplo, si se trata de
un docente en ejercicio dentro de los primeros cuatro años posteriores al
egreso de pregrado, este programa se llamará acompañamiento y será de carácter
obligatoria su participación, y posteriormente, para el resto de los educadores
se ofertará en relación a las demandas presentadas por las comunidades
educativas, donde directores o sostenedores serán los responsables de reportar
tal información anualmente.
El CPEIP, fue
creado en el año 1967 con el fin de
apoyar las
transformaciones educativas impulsadas por el gobierno del presidente Eduardo
Frei Montalva, pero no fue hasta la promulgación de la Ley 20.903 (2016) que el centro fue incluido en la
normativa. Esta inclusión demostró la responsabilidad y compromiso con la
capacitación docente que se estaba relevando a nivel país durante ese último
periodo, haciendo hincapié en la necesidad de los educadores por acceder a formación continua que favorezca su
desarrollo profesional. Es así que comienza a ofertarse diversos programas, cursos o actividades de carácter gratuito,
específicamente para los profesores que ejercen en el sector público y
subvencionado.
En esta misma línea, la Ley 20.903 (2016) obliga a las instituciones educativas a considerar las
postulaciones a estos programas, en el Plan de Mejoramiento Educativo y
contrastado con el marco del Proyecto Educativo Institucional (PEI). Esto, no
solo con miras a la promoción de la innovación pedagógica, el trabajo
colaborativo entre educadores y la mejora de los saberes disciplinares y
pedagógicos, sino también, para
apoyar a los profesores en el desarrollo de una trayectoria profesional atractiva, que les permita
continuar desempeñándose profesionalmente en el aula y frenar la deserción del
ejercicio docente. Apoyando este último punto, se establece un sistema de
reconocimiento y promoción del desarrollo profesional docente, donde por medio
de un proceso evaluativo integral (portafolio y prueba de conocimientos) sumado
a factores como: el reconocimiento de la experiencia, la especialización, la
consolidación de las competencias y saberes disciplinarios y pedagógicos, se
establecen distintos tramos profesionales, que a su vez, permiten acceder a
determinados niveles de remuneración (Ley 20.903, 2016) a modo de complementar
y mejorar los sueldos de los educadores.
Estándares de Desempeño Profesional
En
cuanto a los Estándares de Desempeño Profesional, la Ley 20.903 (2016)
considera un Sistema de Apoyo Formativo que favorece la progresión en el
Sistema de Reconocimiento. Dentro de sus principios inspiradores está el
Desarrollo Continuo, el cual señala lo que se espera de un profesional docente.
En la figura 1 se muestras las 11 competencias, que como mínimo los docentes
deben acuñar en el ejercicio de su praxis para ser considerado un docente de
calidad.
Figura 1
Principios inspiradores del Sistema de Desarrollo Profesional
Nota. Adaptado de Principios inspiradores del
Sistema de Desarrollo Profesional (2016) Ley 20. 903. Biblioteca del Congreso Nacional de
Chile.
Para tales procesos evaluativos y de asignación de
tramo según los criterios acordados, será el CPEIP el responsable de gestionar
tal sistema. Para esto, se debe considerar tanto el desempeño como las
competencias pedagógicas de cada educador; entre ellas destacan: el dominio de
conocimientos disciplinarios y pedagógicos acordes con el nivel y especialidad
en que ejerce. En base a esto se valoran las acciones relacionadas a la
capacitación y perfeccionamiento, comprobando el logro de estándares de
desempeño profesional.
En este punto, la Ley 20.903 (2016) define que el tipo
de perfeccionamiento esperado corresponde a los siguientes tipos.
Estudios de postgrado, estos deberán ser atingentes a
su función y deben ser efectuados en Chile, deberán ser impartidos por
universidades acreditadas. En el caso de los estudios de postgrado efectuados
en el extranjero se considerarán aquellos reconocidos, validados o convalidados
en Chile, sin perjuicio de lo dispuesto en los tratados internacionales
vigentes. En el caso de los tramos Experto I y Experto II se considerará
especialmente una especialización pedagógica a elección del docente en ámbitos
tales como currículum, convivencia escolar, liderazgo y gestión educativa,
inclusión y atención a la diversidad y evaluación, entre otros (párrafo III del
Título I).
Por último, la ley contempla que los Estándares de
Desempeño Profesional serán desarrollados en base a dominios, los que son
contenidos en el Marco para la Buena Enseñanza (CPEIP, 2008). Cada uno de estos
dominios contiene un conjunto de criterios interdependientes que describen
distintos aspectos de las prácticas pedagógicas y que, en su conjunto, dan
cuenta del sentido del dominio; a su vez, cada criterio se desglosa en un
conjunto de descriptores que corresponden a unidades acotadas de desempeño expresadas
en acciones. Algunas de ellas son las siguientes:
a)
La preparación
de la enseñanza
b)
La creación de
un ambiente propicio para el aprendizaje de los estudiantes
c)
La enseñanza
para el aprendizaje de todos los estudiantes
d)
Las
responsabilidades profesionales propias de la labor docente, incluyendo
aquellas ejercidas fuera del aula, como el trabajo técnico-pedagógico
colaborativo
A partir de toda esta reforma y establecimiento de
normativa educativa, surgen diferentes documentos o referentes curriculares que
permiten articular pedagógicamente lo señalado en la ley. Dichos documentos
revelan la necesidad de considerar la formación continua de los profesores
basándose en la idea de que, en la sociedad del conocimiento actual, el saber
cambia rápida y constantemente, por lo que se espera que, los docentes puedan
desarrollar un conjunto de características y habilidades que favorezca el desenvolvimiento
efectivo y eficiente a la hora de enfrentar las exigencias profesionales.
Estas habilidades básicas se enfatizan en la
descripción hecha por la Subsecretaría de Educación Parvularia (2012) en la
cual se refiere a ellas como una característica primordial de todo educador y
una “capacidad de aprender y actualizarse permanentemente. Manifestando un
interés por la cultura global, los procesos de cambio y la experiencia
profesional, que lo mantiene actualizada” (p. 66).
En este caso, el Marco para la Buena Enseñanza (CPEIP,
2008) nace como un referente para los educadores. Su propósito consiste en
guiar tanto la reflexión como la práctica pedagógica, así como también,
facilitar la mejora continua en el desempeño y ejercicio docente en todos los
niveles de enseñanza. Este Marco, permitió guiar el proceso reflexivo y
evaluativo de la acción pedagógica a nivel país, orientando a su vez los
procesos evaluativos desarrollados por Docentes Mas, entidad técnica que
evalúa el portafolio desarrollado por los educadores, utilizando las
dimensiones y criterios de dicho documento.
Cabe destacar que el Marco para la Buena Enseñanza,
posteriormente fue complementado, ya que, debido las características y demandas
específicas del nivel parvulario, el documento anterior no respondía a
satisfactoriamente a dichas necesidades. Es por ello que se desarrolla el Marco
para la Buena Enseñanza para la Educación Parvularia (MBE EP, Subsecretaria de
Educación Parvularia, 2019) utilizándose estos documentos hasta la actualidad.
Ambos marcos, -el de la Buena Enseñanza y la Buena
Enseñanza para la Educación Parvularia- se utilizan en la construcción de un
nuevo documento, los Estándares de Formación Inicial Docente (FID) y los
Estándares de Desempeño Profesional (CPEIP, 2008; 2021). Su aporte, consiste en
contribuir en la formación de pregrado de las instituciones de educación
superior, dando un marco mínimo de conocimientos que deben saber los docentes,
y la generación de modelos de mejoramiento de la enseñanza y de las interacciones
entre los diferentes miembros de la comunidad educativa y local.
En cuanto al caso MBE EP (2019), uno de los propósitos
de dicho documento consistió en contribuir con lineamientos claros que permitan
tanto a las instituciones de formación docente inicial y continua, evaluar y
enriquecer sus programas formativos y procesos de desarrollo profesional. En
este sentido, el marco recoge los principios que inspiran el Sistema de
Desarrollo Profesional Docente, ya que “promueve y orienta la autoevaluación y
diálogo reflexivo de los equipos de aula con otros docentes y directivos, con
el fin de detectar aquellas necesidades de formación individual y colectiva”
(p. 11). Los resultados de esta autoevaluación permitirán identificar brechas
en el conocimiento, para luego diseñar los programas de perfeccionamiento que
se requieran.
En este mismo sentido, es necesario mencionar que los
tramos de desempeño señalados en la Ley 20.903 (2016) y el MBE EP, orienta la
evaluación y se vincula directamente con los ejes esenciales de la política
curricular propia del nivel educativo parvulario. En su referente guía llamado
Bases Curriculares de Educación Parvularia (2018), se sitúa de manera
específica la base técnica para la generación y oferta de programas de
perfeccionamiento y de formación continua diseñados por CPEIP, universidades y
otras instituciones autorizadas, y para aquellas instancias de formación que
organizan los establecimientos de acuerdo con sus propias necesidades de
actualización o fortalecimiento.
Como se aprecia en la Figura 2, El MBE EP se
estructura en cuatro dominios definidos legalmente en la Ley de Desarrollo
Profesional Docente (Ley N°20.903). Cada uno de ellos hace referencia a un
aspecto distinto del proceso de enseñanza y aprendizaje.
Figura 2
Esquema de los
dominios para la enseñanza, MBE
Nota.
Adaptado de Marco Para la Buena Enseñanza en Educación
Parvularia, p.15. Subsecretaria de Educación Parvularia. Ministerio de
Educación de Chile (2019).
Específicamente, en el dominio D del MBE EP (Subsecretaria de Educación Parvularia, 2019), bajo el nombre Compromiso y Desarrollo Profesional,
se relevan los compromisos éticos y profesionales de los educadores en relación
a su práctica pedagógica y a otras responsabilidades que trascienden el aula y
que son esenciales para la formación de todos los niños y niñas de este nivel. Dichos
compromisos deben hacerse efectivos tanto en lo teórico como en lo práctico. En
este marco, también es importante fortalecer y poner a disposición de la
educación todas las competencias y destrezas en diversas áreas del conocimiento
con el fin de promover el desarrollo afectivo, cognitivo y valórico de cada
párvulo. A continuación, se relacionan los criterios del dominio D en la figura
3.
Figura 3
Esquema del dominio D
y sus criterios
Nota. Adaptado de Marco Para la Buena
Enseñanza en Educación Parvularia, p.17. Subsecretaria de Educación Parvularia.
Subsecretaria de Educación Parvularia (2019).
En este dominio, se pretende guiar a los educadores de
párvulos a incorporar en su práctica educativa una actitud crítica de
observación sistemática, autoevaluación y reflexión de su ejercicio; así como
también, impulsar la transformación a través del desarrollo profesional
continuo, reconociendo con ello sus propias habilidades y requerimientos
formativos. Esto pondría en evidencia un actuar ético que consiente al educador
la posibilidad de ofrecer mayores oportunidades pedagógicas a los niños a cargo
bajo un enfoque de derechos. Desde ese punto de vista, el MBE EP (2019) bajo el
criterio D.2, enfatiza la necesidad de autoevaluar sus requerimientos formativos.
De forma específica el descriptor D.2.4 señala lo siguiente sobre el docente:
“trabaja colaborativamente con el equipo de aula para identificar las
necesidades de autocuidado y formación para favorecer ambientes bien tratantes
y de aprendizaje” (p. 59).
Esta postura se refuerza en el criterio D.4, el cual
destaca la importancia de reflexionar crítica y sistemáticamente sobre la
práctica pedagógica para promover aprendizajes significativos. Este enfoque
pone énfasis en la necesidad de capacitarse y actualizarse continuamente,
permitiendo al educador analizar de manera reflexiva su desempeño para
identificar áreas de mejora y fortalecer su formación. A partir de este
análisis, el docente puede proponer estrategias para enriquecer y renovar sus
conocimientos, lo que a su vez favorece la implementación de prácticas
pedagógicas innovadoras, desafiantes y adaptadas a los contextos y
características de cada grupo de niños y niñas. En este sentido, el descriptor
D.4.3 señala que el educador debe reconocer tanto sus fortalezas como sus
oportunidades de mejora para potenciar su desempeño profesional, mientras que
el descriptor D.4.4 enfatiza la importancia de identificar necesidades de
formación para mantenerse en constante desarrollo profesional (MBE EP, 2019).
Formación Docente desde la mirada
Pública
En cuanto
a la política educacional chilena relacionada con la formación continua de los
docentes durante el año 2003,
como lo consignó Salazar (2011), una comisión de expertos internacionales de la
OCDE (2004) encabezó una evaluación al sistema educacional chileno. En tal
informe se destacó la relevancia de la capacitación docente, considerándose un
proceso dirigido al mejoramiento de la calidad y equidad educativa, quedando
como desafío orientar los métodos de actualización desde un enfoque global
hacia otros más específicos, organizados e innovadores. Esto con el fin de
desarrollar procesos de enseñanza-aprendizaje en áreas específicas y a la vez,
aportar a los docentes en el perfeccionamiento de competencias para enseñar
dichos contenidos a sus estudiantes.
Para estrechar
esa brecha, se generó por parte del Ministerio de Educación chileno algunos
programas establecidos en la legislación desarrollada entre el 1990 y el 2006.
Dichos programas se focalizaron en impulsar la formación docente continua y
tenían como fin, informar y ayudar a capacitar a los educadores para la
ejecución de la reforma. Algunos de estos programas fueron: el programa P-900
para Escuelas Básicas (1990-2000), el Programa de Educación Rural (1992-2000),
el proyecto Monte Grande (1997-2000) y, el Liceo para Todos (2000-2006).
En específico, el
Programa de Mejoramiento de Escuelas de Sectores Pobres, conocido como Programa
P-900, fue implementado en las décadas de 1990 y 2000. Destacó como una
iniciativa clave para abordar la calidad educativa en contextos vulnerables, priorizando
el fortalecimiento del rol docente a través de estrategias como talleres
colaborativos, el diseño de materiales educativos específicos y la integración
de conocimientos prácticos y contextuales.
Según
Condemarín (1992), los talleres del P-900 no solo facilitaron el
perfeccionamiento profesional en áreas específicas, sino que además, promovieron
un enfoque práctico que permitió a los docentes apropiar y adaptar
conocimientos a sus realidades escolares. Estos esfuerzos reflejan avances
significativos en la capacitación docente, pero también exponen brechas, como
la necesidad de institucionalizar y escalar estrategias exitosas para
garantizar una formación equitativa y sostenible a nivel nacional. Así, el
P-900 ejemplifica el potencial y los desafíos de las políticas públicas en su
capacidad para mejorar la calidad educativa y reducir brechas en los sectores
más desfavorecidos.
Estos proyectos
se localizaron al interior de las escuelas, donde se constituyeron comunidades
de pares. Allí se reflexionaba sobre el diseño e implementación de dichos
proyectos. El trabajo desarrollado estuvo cerca de las realidades del contexto
de enseñanza y el intercambio de buenas ideas y buenas prácticas (OCDE, 2004);
por ejemplo, los talleres comunales de profesores se realizaron sobre la base
de grupos de docentes de educación básica de subsectores de aprendizaje
específicos con el liderazgo de un profesor elegido por la comunidad, el cual
fue creado por el CPEIP y provisto con materiales adecuados, realizándose
durante los años 2001 y 2002 cerca de 300 talleres.
Otra
iniciativa, señalada por Salazar (2011), fue la Red Enlaces, que promocionaba
el uso de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) en la
educación, este programa de capacitación consideró veinte docentes por colegio,
especialmente se consideró a profesores de sectores rurales, en un período de
dos años, se formaba en relación al uso de plataformas básicas de comunicación
y de software educativo específico. Otro programa fue la Beca en el Exterior
para Profesores, en el cual los docentes seleccionados acceden a un viaje
internacional con el objetivo de desarrollar su carrera y realizar pasantías
cortas de estudio, esto permitió que las experiencias logradas fortificaran su
competencia profesional y estimularan prácticas innovadoras.
Según el
informe realizado por la Organización de Estados Iberoamericanos para la
Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI, 2010), en relación al desarrollo de
programas o acciones de actualización y capacitación para sus docentes, estos
fueron implementados mayormente por medio de actores e instituciones internas
del Ministerio de Educación, donde el principal proveedor de ellos fue el Estado.
Solo en los casos de Chile y Perú, la oferta de perfeccionamiento y
capacitación en su mayoría fue llevada a cabo por formadores externos; además,
se puntualizó que específicamente en Chile y España, el Estado financia de
manera parcial estos programas de formación continua solo al sector público, expresado
en becas que cubren de manera total o parcial el costo de arancel.
En cuanto al
acceso de programas de formación continua que permiten el cambio en cuanto a
categoría en el tramo profesional (OEI, 2010), como los programas de
especialización, magister o doctorado en áreas de la educación, se identifica
en Latinoamérica que la mayoría de los países oferta esta formación a través de
agentes externos al Ministerio de Educación. En el caso de Chile, un 94% de la
oferta es por medio de universidades tanto nacionales como extranjeras que se
encuentren acreditadas o convalidadas; para ello los docentes tienen la
posibilidad de financiar su formación por medio del acceso al programa Becas
Chile a cargo de la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (ANID),
puntualmente para la formación de magister y doctorado.
Por último, el
informe de la OEI (2012), también señala que las principales temáticas
abordadas en la formación continua consideradas como relevantes en la oferta de
actualización y capacitación docente, permiten dar cuenta de cuáles son las
preocupaciones primordiales y apuestas de los diversos sistemas educativos en
cada uno de los niveles; por ejemplo, la formación continua demandada por los
educadores del nivel preescolar (CINE 0) se orientó principalmente hacia
temáticas coherentes con el desarrollo de las materias y/o contenidos
curriculares del nivel educativo; en segundo lugar, pone énfasis en el diseño,
fundamentación, desarrollo y actualización curricular; y, en tercer lugar, se
centra en el aprendizaje de metodologías de enseñanza y aprendizaje específicas
del nivel preescolar. En la tabla 3 se muestra las 5 temáticas de oferta de
formación continua para docentes del nivel de educación parvularia.
Tabla 3
Principales campos de
formación en programas de actualización y capacitación docente
Temáticas de oferta de formación continua en
Educación Parvularia |
1.
Temáticas relacionadas al desarrollo de las materias y/o contenidos
curriculares |
2.
Diseño, fundamentación, desarrollo y actualización curricular |
3.
Metodología de la enseñanza y aprendizaje, y metodología específica del nivel
educativo |
4.
Temáticas transversales |
5a.
Desarrollo de las TIC 5b.
Gestión, programación y evaluación |
6a.
Segunda lengua 6b.
Dirección del proceso educativo |
Nota. Adaptado a partir del
cuestionario sobre formación docente inicial y continua en países de
Iberoamérica, INEE (2013).
A partir de
estos resultados, es interesante señalar los distintos énfasis diferenciados
que se le otorgan en los diversos niveles educativos a la formación en
temáticas con relación al desarrollo de las TIC y la adquisición de un segundo
idioma, siendo el nivel de educación preescolar el más interesado en estas
temáticas. En relación a ello, López (1999) puntualizó que cuando la asistencia
a estos programas no se adscribe como obligatoria, es muy habitual la
participación sea reducida. Generalmente son los docentes más jóvenes y
entusiastas los más motivados por participar. Según los nuevos enfoques, no
solo se espera que los profesores asistan a una tarde, un día a un taller o
curso de perfeccionamiento, sino que además, se generen programas de
capacitación anual que dé respuesta a las necesidades levantadas y priorizadas.
Así, a pesar de
los esfuerzos perpetrados para alcanzar una educación de mayor calidad, los
resultados se encuentran lejos de ser los esperados. Vaillant (2005) habló del
bajo impacto de la capacitación en la mejora de las prácticas educativas, los
resultados alcanzados por los estudiantes en pruebas estandarizadas de medición
de aprendizaje distan bastante de lo esperado para el país. Así pues, se hace
necesario indagar sobre los modelos, estrategias y dispositivos de formación
continua que permitan avanzar hacia el análisis de experiencias y nuevos
enfoques que fortalezcan esta instrucción, como es el caso del realizado en la
Red Maestros de Maestros. En este mismo sentido, es relevante conocer, en
estudios futuros, si el sistema que el Estado implementa es pertinente y
permanente a lo largo de toda la trayectoria profesional.
Discusión
La revisión de las políticas públicas de formación
docente continua en Chile revela avances importantes en la implementación de
reformas y leyes destinadas a mejorar la calidad educativa a través del
desarrollo profesional de los docentes; sin embargo, al interpretar estos datos
a la luz de la totalidad de la evidencia disponible, se identifican varias
fuentes de sesgo e imprecisión que afectan la validez interna y externa de
estos programas.
A nivel de validez interna, aunque las reformas como
la Ley 20.903 y la Ley General de Educación (Ley Nº 20370, 2009) han
establecido un marco normativo sólido, la implementación de estas políticas
enfrenta desafíos significativos. La falta de una verdadera oferta pública de
formación continua limita el acceso de muchos docentes a programas de
desarrollo profesional de calidad. Además, la ausencia de apoyo estatal en
forma de becas o tiempo asignado para la capacitación en el sector privado crea
barreras adicionales para los docentes que buscan mejorar sus habilidades y
conocimientos. Esta falta de apoyo no solo afecta la efectividad de las
políticas, sino que también introduce sesgos en la participación y el éxito de
los programas de formación continua.
En cuanto a la validez externa, la limitación en la
oferta pública de formación continua reduce la capacidad de estos programas
para adaptarse a las necesidades diversas de los docentes en diferentes
contextos educativos. La escasa variedad de programas disponibles dificulta la
personalización y relevancia de la formación para los distintos niveles y
especialidades dentro del sistema educativo chileno. Medidas cuantitativas como
la cobertura de los programas y la tasa de participación de los docentes en estos
cursos reflejan esta limitación, evidenciando una necesidad urgente de ampliar
y diversificar la oferta de formación continua.
Teóricamente, los hallazgos de esta revisión subrayan
la importancia de un enfoque integral en la política de formación docente
continua, que considere no solo la creación de leyes y reformas, sino también
su implementación efectiva y equitativa. La investigación sugiere que, para
mejorar la validez interna y externa de estos programas, es crucial desarrollar
una oferta pública robusta y accesible de formación continua, acompañada de
mecanismos de apoyo financiero y temporal para los docentes.
En términos de aplicaciones prácticas, los resultados
de esta revisión pueden informar la creación de políticas más inclusivas y
efectivas. Las autoridades educativas deben considerar la ampliación de la
oferta de formación continua pública y la implementación de incentivos como
becas y tiempo asignado para la capacitación que faciliten la participación de
los docentes en programas de desarrollo profesional. Además, se recomienda la
diversificación de los programas de formación para abordar las necesidades específicas
de los docentes en diferentes contextos y niveles educativos.
En resumen, aunque Chile ha avanzado en la
implementación de políticas de formación docente continua, es fundamental
abordar las limitaciones identificadas para asegurar una mejora sostenida y
equitativa en la calidad educativa. La adopción de medidas que fortalezcan la
oferta pública y el apoyo a los docentes contribuirá significativamente a este
objetivo.
Conclusiones
El objetivo de este artículo consistió en revisar las
políticas públicas en cuanto a la formación docente continua en Chile,
analizando los avances, desafíos y la efectividad de estas políticas en la
mejora de la calidad educativa. La relevancia de esta revisión radica en la
necesidad de comprender cómo las políticas actuales están impactando el
desarrollo profesional de los docentes y qué mejoras pueden implementarse para
asegurar una educación de calidad.
Dentro de los principales hallazgos de esta revisión
podemos señalar que existen claros avances en la legislación desde la década de
1990, Chile ha implementado diversas leyes y reformas, como el Estatuto Docente
y la Ley General de Educación, que establecen un marco normativo para la
formación continua de los docentes. También, se avanzó en la implementación de
Leyes, como la La Ley 20.903, que busca promover el desarrollo profesional
docente a través de sistemas evaluativos y de incentivos económicos, lo cual
representa un avance significativo. En oposición, este punto se ve afectado
debido a la falta de oferta pública, ya que, a pesar de estos avances, existe
una carencia de una verdadera oferta pública de formación continua. La mayoría
de los programas disponibles son ofrecidos por el sector privado y no hay
suficiente apoyo estatal en forma de becas o tiempo asignado para que los
docentes puedan participar en estas formaciones. Esto genera una clara
desigualdad en el acceso, debido a que está limitada oferta pública y el escaso
apoyo financiero y temporal crea barreras que impiden que muchos docentes
accedan a programas de formación continua de calidad.
En cuanto a los desafíos futuros, es necesario
considerar con urgencia ampliar la oferta pública, ya que es crucial
desarrollar y diversificar la oferta pública de formación continua para que sea
accesible a todos los docentes, independientemente de su contexto o nivel
educativo, creado mecanismos que permitan realmente levantar las necesidades
formativas y de actualización de los educadores ya sea en sus propios contexto,
con compromisos de sus sostenedor como lo dice la ley, o a través de los
resultados de evaluaciones nacionales como son la Evaluación Docente. A su vez,
este desafío debe verse complementado con mecanismos de apoyo estatal
financiero y temporal, como becas y tiempo asignado para la capacitación,
facilitará la participación de los docentes en programas de desarrollo
profesional, así mismo, asegurar que los programas de formación continua sean
equitativos y relevantes para las diversas necesidades de los docentes,
permitiendo una personalización que mejore su efectividad y aplicabilidad.
Finalmente, se observó desde la organización estatal
un fuerte impulso de la educación en las últimas décadas, incluyendo en ellas
el reconocimiento de la capacitación y formación continua de los educadores
como fuente vital del proceso de alcance a la calidad y excelencia educativa.
Desde la configuración por ley de un sistema de reconocimiento docente que liga
el desempeño y la formación en áreas específicas de la enseñanza para el
alcance de tramos y mejores remuneraciones, hasta la generación de documentos
que guíen y orienten sobre qué esperar de un docente en el ámbito de la
formación continua. Lo anterior, es un claro ejemplo de cómo se ha buscado
avanzar en esta materia, pero según lo observado los esfuerzos aún son
insuficientes para dar cobertura a la gran cantidad de áreas del conocimiento,
actitudes y procedimientos involucrados. En esta misma línea, también se quedan
cortas las iniciativas emprendidas a la hora de llegar de manera efectiva a
todos los profesores que lo requieren.
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